El voleibolista Pablo Guzmán prendió su carro en enero pasado, no para ir a jugar, sino para prestar sus servicios como chofer de Uber.

Su ascenso como uno de los mejores voleibolistas del País ha coincidido con una época en la que los jugadores de ligas profesionales locales han tenido que aceptar recortes de sueldos con tal de, al menos, sacar algunas ganancias por desempeñarse deportivamente.

La realidad que ejemplifica el caso de Guzmán representa un panorama que lo han vivido ya los voleibolistas, peloteros y baloncelistas del País.

Al igual que Guzmán, muchos atletas, que en tiempos recientes se podían dedicar simplemente a jugar como modo de obtener los recursos  para vivir ahora, han tenido que buscar otros trabajos no deportivos para complementar y empatar la pelea. Es decir, nuestros atletas están siendo forzados a regresar al modo de vida que existía antes y que ayudó a forjar las ligas profesionales del País: el semiprofesionalismo.

“Hay que ir a la realidad”, observó el apoderado de los Cariduros de Fajardo del Baloncesto Superior Nacional, Félix ‘Felo’ Rivera, al mirar el panorama económico estacando que vive Puerto Rico por ya más de 10 años y los avisados recortes que sufrirá el deporte ante los ajustes económicos que está imponiendo la Junta de Control sobre las finanzas del País, así como los que forzarán también los procesos de ‘quiebra’ a los que recurrió el Gobierno bajo el título III de la ley Promesa. 

“Todo el mundo tiene que ajustar. Es la única forma en que se va a sostener”,  agregó Rivera esperanzado que el agua no llegue al cuello en estos casos pero abierto a la posibilidad de que el semiprofesionalismo sea un modo de salvar a los deportistas y las ligas boricuas.

El semiprofesionalismo no es algo nunca antes vivido en el deporte puertorriqueño. Por décadas, miles de grandes atletas boricuas jugaban a alto nivel en las ligas locales mientras también se desempeñaban en jornadas de ocho horas diarias en trabajos no deportivos.

Tal fue el caso en los años 80 del excanastero Mario ‘Quijote’ Morales, y el de los exvoleibolistas Vanessa Papaleo y Luis ‘Feñito’ Rodríguez, entre otros.

Morales y Papaleo compartieron exitosas carreras deportivas con jornadas como contables para firmas privadas. Rodríguez, por su parte, lo hizo mientras se desempeñaba como supervisor en la industria farmacéutica. 

Igual a ellos, los ejemplos en todas las ligas abundaban en el pasado.

Ya la cosa no es como antes

Pero de algún punto de los 90 al reciente pasado, muchos atletas encontraron la oportunidad de dedicarse a tiempo completo  a su disciplina deportiva con ligas que fueron capaces de pagar salarios de sobre los $100,000 por tres meses de competencia, como lo fue el caso del BSN, o entre los $45,000 a $50,000 como lo fue en el Voleibol Superior Masculino en el que hoy en día juega Guzmán.

Por mala suerte, sin embargo, Guzmán no ha alcanzado nunca ganarse un salario de esa altura y para la temporada pasada tuvo que unirse a sus compañeros de liga para aceptar recortes de entre un 20 a 25 por ciento con relación a los del año anterior con tal de que se pudiera jugar en el País.

“Llevo como cuatro años viéndome afectado con la situación económica”, dijo Guzmán.

La razones son obvias, pero se pondrán peor. 

Puerto Rico lleva ya varios años enfrentando un problema de flujo de dinero lo que ha provocado una reacción en cadena que ha afectado los recursos de los fanáticos que antes asistían a un partido y pagaban taquillas. Igualmente los Municipios han tenido que realizar cortes a las aportaciones que tradicionalmente han hecho a las franquicias bajo la filosofía de promover el deporte y dar a sus ciudadanos alternativas de recreación.

Y se pondrá peor

No obstante, aún con esos recortes ya vividos el deporte todavía ha podido mantenerse al flote como profesional. Pero el panorama hacia el futuro presenta un cuadro aún peor.

Los próximos recortes previstos serán los subsidios de gastos de electricidad que cubren los Municipios para sus equipos, lo que encarecería la manera de hacer deporte y correr ligas en el País. Por lo tanto, los recursos seguirán acortándose y como efecto de dominó los jugadores tendrán que aceptar jugar por menos salarios.

Y eso significa menos de los recortes ya vividos.

En el caso del BSN, por ejemplo, la liga acordó con la Asociación de Jugadores bajar de $120,000 a $80,000 el tope salarial por dos años para ver si las cosas mejoran y ver si el organismo puede palear la crisis. 

De aquí a dos años, cuando los municipios le pasen factura a los equipos de Puerto Rico los recortes en fondos, se anticipa que la Asociación tenga que ceder más aún, aunque este organismo de representación de los atletas entiende que el  BSN tiene otras áreas por donde puede ahorrar.

“Ciertamente hay espacios para ajustes. Ahora mismo están jugando con dos refuerzos por equipo. Si piensan jugar con un refuerzo, sería bien atractivo. Y quizás el tope colectivo, no el individual, se puede manejar”, dijo el abogado de la Asociación de Jugadores, el licenciado Víctor Vélez.

Mientras, hay otros sectores  menos optimistas, tal cual lo expuso Rivera.

“El BSN tiene que seguir trabajando para que los baloncelistas continúen siendo atletas a tiempo completo. El objetivo no es afectar a los jugadores.  Pero si los equipos reciben menos dinero de los auspiciadores, de los municipios, y llegan  menos fanáticos, los ingresos bajarán. Y ante ese escenario,  no quedara otra que seguir ajustando para mantener a flote la liga”.

Una vuelta al pasado

Será entonces que el semiprofesionalismo que existió en las décadas antes de los 90 tendrá que ser nuevamente la opción. Y de seguro cambiará el perfil de las ligas como el BSN, donde hoy casi el 90 por ciento de sus jugadores nativos viven exclusivamente de jugar baloncesto pero tal vez en varios años verá ese número reducido considerablemente.

Esa realidad es ley en otras disciplinas deportivas del País tales como el boxeo, la pelota Doble A y hasta el béisbol profesional.

Según el Comisionado de Boxeo de Puerto Rico, el exboxeador Víctor ‘Luvi’ Calleja, la   gran mayoría de los boxeadores profesionales de Puerto Rico están en la fuerza laboral mientras esperan por una pelea o por lograr escalar a escenarios en el que puedan ganar bolsas millonarias. 

En cuanto a los peloteros profesionales, algunos tienen un panorama más alentador ya que juegan en Estados Unidos o la liga invernal boricua, pero cientos de los más jóvenes, cuando vienen en el invierno a la Isla necesitan buscar unos empleos temporeros en lo que vuelven a sus temporadas en las ligas menores, ya que para ellos no hay espacio en las liga invernal.

En el caso de los peloteros de la Doble A y la Coliceba, por su parte, el semiprofesionalismo ha sido su modo de vida siempre, con cientos de jugadores alternando sus juegos de fines de semana y prácticas semanales con los trabajos habituales que tiene el ciudadano común de Puerto Rico.

Pero la Asociación de Jugadores de Béisbol no tapa el cielo con las manos y reconoce que vienen tiempos difíciles.

“Eso se va a notar  más para la temporada que viene. Hasta el momento, nuestros jugadores no tienen un segundo trabajo porque no han sentido ese cantazo económico”, dijo el presidente de la Asociación de Jugadores de Béisbol, el ex jardinero Yamil Benítez.

Los salarios en la Liga Roberto Clemente tienen un  mínimo de $1,300. No existe un tope, pero poco jugadores llegan a $10,000 por la temporada.

Efecto secundario

¿Qué sucedería si el atleta profesional tiene que ingresar en la fuerza laboral? Esa es otra pregunta que levanta este tema de hoy.

Al menos, nadie cree que el deporte desaparezca porque los atletas seguirán jugando con la diferencia que lo harían luego de trabajar cuatro u ocho horas en una oficina, industria, dando clínicas, como maestro o vendiendo carros, entre muchos ejemplos.

Así sucedió antes y muchos de quienes lo hacían eran jugadores de impacto en sus ligas y hasta integrantes de las selecciones nacionales patrias.

Lo que tal vez cambiará algo será la estamina hacia esos que trabajan y juegan. 

“Jugué mis últimos años mientras trabajaba y no sé cómo esa gente (como Quijote y Feñito) lo hacían. Mis respetos a ellos”, dijo el voleibolista Víctor ‘Vitito’ Rivera al anunciar anteayer su retiro tras 23 años de participación.

Por otro lado, puede ocurrir que el atleta insista en vivir de su deporte al buscar ligas internacionales en busca de ‘empatar la pelea’.

Esa practica de ‘jugar aquí y allá’ se usa en Puerto Rico, tanto en el baloncesto como en el voleibol. En el caso particular del baloncesto, la práctica se usa para para generar más dinero, no para empatar.

Lo que puede cambiar en la práctica es en la frecuencia en que ocurra, en un aumento de atletas que la practiquen por necesidad, lo que se llamaría un éxodo.

Guzmán es uno que tiene que volver a esa práctica para ‘empatar la pelea’. Guzmán ha ido antes a buscarse un ‘peso’ en Oriente Medio.

“Si la cosa se pone mala, me voy para afuera a jugar”, dijo Guzmán, quien también ha participado en las ligas de Finlandia y Bélgica.

En ese éxodo coincidieron dos agentes locales de voleibolistas, David Quiñones y Steven Fenosik.

“Van a seguir aumentando más ofertas y espacios”, dijo Quiñones.

“Puede ocurrir por tres razones. Una que Puerto Rico fue a las Olimpiadas (en femenino) y eso llama más la atención. Dos que le han perdido el miedo (las féminas) de ir a jugar afuera y, tres, que se quieran mantener elites y tengan que jugar todo el año”, dijo Fenosik.

No sería nada nuevo

En la historia del deporte boricua han existido estrellas que utilizaron tanto zapatillas deportivas como zapatos laborales todos los días:

Luis ‘Feñito’ Rodríguez

El voleibolista de Cedro Abajo, Naranjito, fue supervisor de farmacéutica en Canóvanas y viajaba la isla jugando con los Changos, los Mets y los Capitanes. Se le acaban los dedos para contar los campeonatos que ganó en el Voleibol Superior. En el Mundial Italia 2010 fue el atleta de mayor edad a los 41 años. Jugó –sin dejar de trabajar– a alto nivel y respeto por el juego hasta la edad de 43 años.

Luvi Calleja

Este caso es bien meritorio. Al tiempo en que se jugó la vida sobre el ring y desgastó el físico en el gimnasio, Luvi fue representante de promociones para empresas como Bacardí y Coca Cola. Trabajando y peleando, llegó a ser campeón mundial, cetro que defendió dos veces, y se hizo un profesional. Con esa experiencia en el campo laboral y deportivo, Calleja es hoy día el presidente de la Comisión de Boxeo de Puerto Rico. 

Mario ‘Quijote’ Morales

En su excelente carrera local e internacional como baloncelista, ‘Quijote’ siempre compartió la cancha con el escritorio,  los camerinos con las oficinas, los jefes con los dirigentes, y los equipos con las empresas. Deportivamente hablando mantuvo una consistencia en cancha que le tiene al día de hoy entre los mejores anotadores y reboteros en la historia del BSN, así como cuadro regular en el Equipo Nacional por más de 10 años, incluyendo el equipo que quedó cuarto lugar en el Mundial 90. ‘Quijote’ trabajó para empresas como Coca Cola y Bacardí, cuyos estándares de calidad deben ser altísimos, al tiempo en que fue campeón con los Mets de Guaynabo y alcanzó varios logros con el combinado nacional.

Ivelisse Echevarría

La lanzadora del Salón de la Fama del  Sóftbol Internacional trabajó en el municipio de Guaynabo al tiempo  que era la principal figura del deporte en el País y el rostro de la Selección Nacional  a nivel internacional. Hoy en día, la también abanderada en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 está retirada del área laboral.

Papote Agosto

El exalero del BSN trabajó con la Autoridad de Energía Eléctrica en Ponce durante los años que él jugaba con los Leones y ayudó al equipo a consolidarse como el mejor equipo de la década del 1990. Durante ese tiempo presentó grandes campañas, incluyendo la del 1990 cuando promedió 26.17 puntos por juego.