En el verano pasado, el exestudiante de la Academia de Béisbol de Carlos Beltrán, el receptor Justin Velázquez, se desmayó en medio de un partido de béisbol en Manatí y luego falleció en un hospital del área. Tenía 19 años.

Y este fin de semana se repitió una historia similar: el adolescente Roberto Quiles colapsó en medio de un tiempo pedido en un torneo de baloncesto en el Centro de Convenciones y, posteriormente, murió en un hospital de la zona metropolitana.

Se cree que ambos fallecieron por problemas en el corazón.

Ambos sucesos deben impulsar una reforma en el país que ataque las lagunas que pudieran existir en los exámenes físicos que se le deben hacer a cada participante de un equipo deportivo, monitorear el esfuerzo excesivo exigido a algunos niños y jóvenes que participan en ligas alrededor de la Isla, y por supuesto, el uso de bebidas energizantes en eventos deportivos extenuantes. Así lo plantearon el cardiólogo y médico del Equipo Nacional, Luis Molinary, y el director de la Comisión Técnica de la Federación de Baloncesto, Edmundo ‘Mundi’ Báez.

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“Estas situaciones, tristes por demás, no se pueden quedar en otro reportaje. Ya lo hicimos el año pasado”, dijo Molinary. “Hay que educar. El gobierno, el Departamento de Recreación y Deportes y las federaciones tienen que trabajar en esto, verificar la ley que ordena que haya desfibrilador disponible y enseñar CPR (primeros auxilios). Que siempre haya alguien presente que sepa administrarlo”.

Al hablar del año pasado, Molinary se refería al caso de Velázquez.

Molinary, quien es parte de la Comisión Médica de la Federación, y Báez coincidieron en que es hora de un cambio tanto en la manera en que se evalúa la salud de los participantes como la carga física que se les impone. Molinary dijo que la muerte súbita de un atleta es rara, pero sucede. Agregó que en sujetos jóvenes muchas veces las causas son hereditarias: como un defecto congénito que comprometa el suplido de sangre al cuerpo, agrandamiento del grosor del músculo de corazón que provoque arritmias o problemas con el sistema eléctrico cardiaco, entre otras. “Pero la mayoría son detectables con un electrocardiograma. En un buen examen médico puedes detectar un soplo, por ejemplo”, dijo Molinary.

Báez dijo que había conversado con personal del club Los Rebeldes, al cual pertenecía Quiles, pero agregó que al momento lo único que puede hacer es esperar por los resultados de la autopsia que se le practicaría al cuerpo del fenecido canastero. “No puedo abundar mucho porque no estaba allí. Lo que he visto es lo que ha salido en redes sociales y en la prensa, pero de que vamos a estar pendiente, sí. Y luego de que tenga toda la información de frente me sentaré con el director de torneo para hablar sobre lo que allí sucedió”, dijo.

“Tienen que suceder cosas como estas para apretar el botón del pánico y de la prevención. Vamos a buscar ayuda sicológica para los muchachos y como Federación vamos a darnos a la tarea de orientar a padres, coaches y jugadores sobre la importancia de que la competencia sea sana y justa, pero que no se exceda y que se hagan exámenes médicos”, dijo Báez, quien tiene el compromiso de Molinary para desarrollar una campaña de educación masiva. “Pero por uso y costumbre no les hemos dado atención y solo hacemos caso cuando llega el lobo. Hace un año comencé en la Comisión y lo primero que dije cuando me entrevistaron fue eso: que los padres y entrenadores tienen que tener conciencia porque, ¿ganar a cuenta de qué, de esta cosa?”, cuestionó Báez.