Río de Janeiro.  El público coreaba “Laurie, Laurie”. 

Ella, de solo 16 años y la última seleccionada para el equipo nacional de gimnasia de  Estados Unidos, esperaba por el permiso para subir a la barra de equilibrio, pero no podía esconder la sonrisa que le provocaba el público. 

En esa situación, es la norma que una novata no logre bregar con tanta atención en un debut olímpico. Pero no fue el caso de la hija de puertorriqueños, Laurie Hernández. 

La chica, que vive enamorada de la playa de Luquillo y a quien le encanta el arroz con habichuelas, se trepó y ejecutó como toda una veterana. De hecho,  fue la segunda mejor de la ronda de clasificación. 

“Wow, eso fue tan divertido”, dijo Hernández tras el evento del domingo en la noche, que le clasificó  a la final de la barra de equilibrio el próximo lunes, 15 de agosto.

Hernández realizó la penúltima ejecución de la velada. Por ya haber terminado todos los eventos en los otros tres aparatos en la sala, todo el público podía concentrar su mirada en la jovencita, que ya se había dejado sentir antes en por sus acrobacias en su desempeño en piso. Y ella ejecutó  sin distracción alguna,  ni aún la decepción que vivía interiormente por no haber sido seleccionada para participar en las barras asimétricas por parte de los directivos del equipo, todo porque la entrenadora decidió enviar a otra más veterana, la desenfocó.

“Somos un equipo. Siempre nos lo han dicho en los entrenamientos. Que no estamos aquí para hacer las cosas para nosotros, ni nuestros padres ni nada, sino para el equipo. Somos un equipo tan fuerte que hay que comprenderlo. Nuestro equipo está formado por un grupo súper talentoso”, destacó Hernández.

En su clasificación, Hernández consiguió una apreciación de 15.366 puntos. Solo la más renombrada atleta de la selección estadounidense,  Simone Biles, logró una mejor evaluación con 15.633. 

Aprecia el cariño desde Puerto Rico

Hernández se alegró de saber que en Puerto Rico están pendientes de ella. Y admitió que buscará conocer a los atletas de la Isla que están en la Villa Olímpica, aunque todavía no lo ha podido hacer por el poco tiempo libre que han tenido.

“Es sorprendente que tanta gente esté pendiente de ti y quieran apoyarte. Me encanta”, dijo la chica, que describió amar la tierra de sus abuelos y padres porque es un lugar que siempre le ha parecido tranquilo para poderse relajar.

Aparte de amar el balneario de Luquillo, dijo que disfruta  la comida hispana.

“Absolutamente. Llevo un tiempito sin comerla porque tengo que cuidar la dieta ahora, pero una vez pasen las Olimpiadas solo comeré comida hispana todos los días”, destacó.

Hernández también reveló recientemente que, una vez concluya su participación en Río, firmará como profesional, aunque no reveló con quien llegará a un acuerdo.