!Como pasa el tiempo y como cambian las percepciones y las personas!

Hace apenas siete años atrás Brock Lesnar era, sin duda, el peleador de UFC más odiado en la historia hasta ese momento.

Basta recordar su revancha ante Frank Mir en UFC100 en julio del 2009, donde le dio una paliza a Mir para unificar el campeonato peso pesado y al terminar fue donde Mir a proferirle palabras soeces en obvia señal de mala actitud como ganador y hasta tuvo que ser separado por la seguridad de UFC.

Luego en la entrevista post-pelea dijo que le había prometido a Mir que le sacaría una herradura por el trasero y que lo consiguió.

En fin para artistas marciales tradicionalistas que inculcan el respeto al rival como algo sagrado, Lesnar había cometido el peor sacrilegio.

Y como venía del mundo de la lucha libre profesional de la WWE, donde ese tipo de mala actitud es permitida y fomentada como parte del espectáculo, para los puristas del MMA él era visto como un forajido que no respetaba el código de respeto que debía imperar.

Olvíndense de que Lesnar fuera un cotizado luchador a nivel de NCAA y un atleta sobrenatural. Su comportamiento y su ‘trash talk’ hacían que la gente pagara solo para ver si alguien podía ganarle, muy similar a lo que luego sucediera en el boxeo con Floyd Mayweather.

Algunos en aquella época le rogaron a UFC que trajera a sus filas al que en ese momento era considerado el mejor peleador libra por libra del mundo y el mejor peso pesado, el ruso Fedor Emilianenko, para que pusiera a Lesnar en su lugar.

La firma de Emilianenko nunca se pudo concretar, pero la vida se encargó de darle un golpe aún más duro a Lesnar con un padecimiento de diverticulitis que provocó que tuvieran que cortarle 12 pulgadas de su colon y que limitaron su carrera posterior, perdiendo eventualmente su correa ante Caín Velásquez y luego siendo noqueado por Alistar Overeem en el 2011 para propiciar su retiro de UFC y su eventual regreso a WWE un año más tarde.

Regreso triunfal a UFC

Desde la salida de Lesnar de UFC, ha habido otros que han asumido el papel de ‘bocón’ con mucho éxito y lo han llevado a otro nivel, como lo hizo Chael Sonnen ante Anderson Silva y Jon Jones, como lo hace aún el británico Michael Bisping y como lo hace con gran eficacia como vendedor el irlandés Conor McGregor.

Es decir, el fanático de UFC se ha acostumbrado ya a ese tipo de personaje fanfarrón que le añade pique a las rivalidades. De alguna manera han adoptado el ‘estilo WWE’ y hasta se fomenta que los peleadores hagan de las suyas frente al micrófono para atraer atención y ayudar a vender PPV’s.

Uno pensaría que con Lesnar regresando a UFC veríamos otra vez ese personaje de lucha libre profesional encarnado ahora en este deporte de competencia real, pero en UFC200 fue todo lo contrario.

Lesnar fue afable y cómico en las entrevistas. Hasta admitió que el lío que formó públicamente con el presidente Dana White en el 2009 en torno a su rechazo a la cerveza auspiciadora de UFC fue una treta publicitaria.

Y luego que le ganó a Mark Hunt lo que hizo en su entrevista post-pelea fue hacer un llamado a la paz y la comprensión en Estados Unidos luego de las masacres en Orlando y Dallas, así como las protestas por el asesinato de individuos de raza negra a manos de policías en Louisiana y Minnesota.

“Este mensaje viene de un blanquito como yo a personas de todos colores y nacionalidades: tenemos que mantenernos unidos”.

Como si fuera poco, Lesnar terminó siendo el segundo peleador más aplaudido en el evento de UFC200, solo detrás de Anderson Silva, quien había aceptado pelear con Daniel Cormier con solo dos días de anticipación tras la salida de Jon Jones del cartel.

Como dije al inicio, las percepciones cambian y las personas también. Lesnar en el UFC es vivo ejemplo de eso.