Dicen que el entusiasmo en Aibonito con su nuevo equipo de la Liga de Voleibol Superior Femenino (LVSF) es tan grande y especial que personas del pueblo le proveen escoltas a las jugadoras de las Polluelas hasta Cayey cuando éstas salen en las noches de las prácticas en la Ciudad de las Flores.

Y en reciprocidad por tantos detalles, las jugadoras del equipo  que en su gran mayoría viven en San Juan están muy a  gusto y comprometidas con esta nueva oportunidad  de jugar  voleibol en la montaña.

“Estamos bien contentas por la forma en que nos han tratado en Aibonito. Vamos a hacer lo mejor por Aibonito, porque se lo merecen”, dijo la atacante camuyana Legna Hernández.

Las Polluelas nacen como franquicia en la LVSF este año luego de que fuera aprobado el traslado a Aibonito del equipo Lancheras de Cataño.

 Su debut en la liga será el próximo sábado, 28 de enero, cuando reciban en la remozada cancha Marrón Aponte a las Capitalinas de San Juan.

El ser un equipo de traslado tiene grandes beneficios en diferencia a ser un equipo de nuevo establecimiento. Esto porque las Lancheras fueron un equipo competitivo durante gran parte de la pasada década y hasta ganaron un título nacional en el 2012 durante su estadía de 10 años en La Bahía.

De ese equipo campeonil siguen vistiendo el uniforme de la franquicia la líbero ponceña Deborah Seilhamer, quien se apuntó enseguida para el nuevo proyecto en Aibonito luego de participaciones en Guayanilla, Ponce, Mayagüez y Cataño.

Seilhamer, quien es hija del exbaloncelista y ahora senador Larry Seilhamer, es deportista de familia y conoce por los relatos de su padre de la sólida tradición deportiva que existe en Aibonito.

“Hay una ansiedad positiva. Mi papá me ha hablado que Aibonito ha tenido históricamente una buena fanaticada en el baloncesto, en la Doble A. Así que es una ansiedad positiva para no defraudar a la fanaticada. Estoy segura que la fanaticada va a ser de gran apoyo, y el equipo va a ser bueno una vez todas las piezas caigan en su lugar”, dijo Seilhamer.

Seilhamer no es la única jugadora que llega desde Cataño a Aibonito. Lo hace la también Hernández, quien fue finalista con Ponce hace dos años, así como la jugadora nacional, la central guaynabeña Alexandra Oquendo, quien fue varias veces campeona con las Criollas de Caguas.

Otra que puede llegar en algún momento de la temporada lo es una de las opuestos crecientes en Puerto Rico, la carolinense Shirley Ferrer, quien es la hija del exvallista olímpico, Julio Ferrer. Shriley está jugando a nivel de clubes en Francia, en donde es la cuarta mejor anotadora. 

Aibonito también espera por la acomodadora y exnovata del año de la liga, Mariana Thon, quien está en un proceso de arbitraje con la gerencia del equipo que administra Luis Ernesto Santini. La Federación Puertorriqueña de Voleibol media en el proceso actualmente.

El dirigente lo es el lareño Charlie Ramírez, quien también cuenta con dos jugadoras refuerzos que ya tienen firmada, ambas estadounidenses, la esquina Erin Fairs y la opuesto Katie Carter.

“Estamos muy bien. Las muchachas están trabajando muy bien. Llegó aquí por recomendación de algunas de las muchachas que me han dado la confianza. Son muchachas que tienen un deseo muy grande de estar en una semifinal, en una final. La meta está clara”, dijo Ramírez.