El proyecto de Alba Hernández produce resultados con cada oportunidad.

Y la central nacional de 6’8” de estatura produjo siete bloqueos para punto y cuatro ataques positivos en la victoria de Puerto Rico que le quitó el invicto a la República Checa en el Grand Prix.

Su actuación fue una de las buenas noticias durante este fin de semana en ese evento internacional.

“Alba está dando el grado”, dijo la dirigente Xiomara Molero, quien trabajó con Hernández durante los pasados tres años, incluyendo la participación de la jugadora con las Jerezanas de la UPR de Río Piedras y las Gigantes de Carolina en la Liga de Voleibol Superior 2017.

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“Las veces que le han dado la oportunidad, ha puesto los números”, agregó la exasistente de la Selección Nacional. “Y la única forma de que ponga números es que le den la oportunidad”. 

Por su parte, su actual dirigente nacional, Javier Gaspar, reconoció la labor que su central hizo ante la República Checa, que solamente pudo convertir 32 ataques positivos en el partido.

“Alba Hernández estuvo inmensa en la malla”, dijo Gaspar en conferencia de prensa el sábado, publicada en la página web de la Federación Internacional de Voleibol. 

Hernández, de 22 años, debutó con la Selección adulta hace tres semanas en la Copa Panamericana, que se jugó en Perú. 

Allí, el dirigente nacional colocó a Hernández de central regular en los encuentros ante Estados Unidos y Argentina, y la jugadora respondió con una buena defensa en la malla y un efectivo servicio desde el piso. También fue efectiva en la ofensiva las veces que las acomodadoras la buscaron.

Hernández fue allí parte del grupo de jugadoras que hasta entonces nunca había jugado con la Selección adulta. Con Hernández y muchas otras jugadoras, Gaspar ha mantenido íntegro su plan de probar jugadoras este verano. Por esa razón, Hernández ha estado entrando y saliendo de la cancha.

Toda su acción con la Selección adulta ha sido una buena noticia y ganancia para el voleibol nacional, que dejó de desarrollar a Hernández durante el pasado ciclo olímpico.

“Estamos contentos. Su evolución, de lo que fue a ahora, es increíble”, dijo Fernando Olivero, hijo, quien dirigía hace 10 años el programa nacional de desarrollo que originó el cremiento de Hernández como jugadora.

La central es una de cuatro jugadoras de esa posición que nunca habían jugado titulares en la Selección adulta. Las otras son Ana Sofía Jusino, Jennifer Quesada y Neira Ortiz, quien no ha visto acción este verano porque se lastimó un tobillo en un entrenamiento previo al inicios de las competencias de la Selección.

El origen de Alba

Hernández llegó al voleibol hace 10 años en una captación que hizo entonces la Federación Puertorriqueña de Voleibol (FPV). 

Allí Hernández impresionó con su inusual estatura y se convirtió en un proyecto de desarrollo que buscaba sacarle agilidad al cuerpo de la jugadora.

Pero su desarrollo a nivel nacional se detuvo por todo el pasado ciclo, en el que la Selección jugó para ganar y para obtener resultados, como las medallas que logró en la región y a nivel internacional, más la histórica clasificación que logró a los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016.

Calladamente, el desarrollo de Hernández se mantuvo por los últimos cuatro años en la cancha, pista y gimnasio de la UPR, en donde Molero continuó creyendo en la jugadora que recibió un descarte del voleibol universitario de Estados Unidos, NCAA. Hernández jugó solamente una temporada NCAA antes de regresar a Puerto Rico.

“A ella, básicamente, le dijeron (en la NCAA) que no podía jugar. Esa palabra de que no podía ha sido desde entonces su encomienda”, dijo Molero.

Molero también llevó a Hernández a debutar en la LVSF con las Gigantes. Allí, con acción limitada, fue la tercera mejor bloqueadora del torneo en base a promedios.

Tras una actuación con Carolina, Hernández fue llamada nuevamente a la Selección nacional que administra Herminio Nieves con el propósito de desarrollarla para el ciclo olímpico.

Más candela

Ahora, Gaspar está usando a Hernández interrumpidamente, casi siempre en partidos en donde Puerto Rico necesita altura en la malla para enfrentar rivales altos en estatura.

Sin incluir el partido de anoche en el Grand Pix, Hernández había comenzado tres de los 11 partidos en que ha estado disponible para Puerto Rico en este verano. Por razones de estudio, Hernández no jugó la semana pasada en Perú, en donde Puerto Rico jugó sus primeros tres partidos del Grand Prix.

Molero cree que la Selección puede darle más oportunidad a Hernández en cancha porque entiende que la jugadora responder.

“La gente está equivocada con Alba. Como decimos aquí: a Alba se le puede tostonear, se le puede exigir y puede aguantar”, dijo.

“Hay que darle taller. Hay que tirarla”, agregó.

Gaspar ha sido cauteloso con esta Selección en el sentido de no exponer demasiado la poca experiencia de las jugadoras al nivel competitivo internacional, que es más rápido y fuerte que, por ejemplo, el de la LVSF.

Ahí, protegida, la central ha demostrado una mejoría en su desplazamiento por la malla, que era una de sus mayores debilidades debido a su estatura y edad. Sin desplazamiento, Hernández es vulnerable en la malla para la ofensiva contraria.

También ha mejorado su fuerza en la pegada, que era frágil porque el ‘swing’ del brazo no tenía velocidad.

“La he visto mejor en todo eso. Su reto es dominar su cuerpo”, dijo Molero.