El recorrido por la temporada 2012-2013 de la Liga de Voleibol Superior Masculino (LVSM) de los Mets de Guaynabo solo puede describirse de una forma: mágica.

La autodenominada “banda de rock” guaynabeña logró lo que casi nadie esperaba al clasificar a la serie final de la LVSM, en la que enfrentará, desde este lunes, a los Capitanes de Arecibo.

La trayectoria de los Mets a lo largo de la campaña no fue nada “típica”, pero no hay duda de que su clasificación escribió una página importantísima en la historia del voleibol puertorriqueño.

Sin embargo, la histórica temporada de los Mets estuvo en serio peligro de nunca haber ocurrido, pues el equipo vivió con la incertidumbre de si jugaría o recesaría prácticamente hasta unas tres semanas antes de que comenzara la serie regular, además de digerir la noticia de la renuncia del entonces apoderado Jorge de Jesús.

“La clave aquí ha sido que los muchachos creyeron en nuestra palabra; el compromiso que se hizo fue que cumpliríamos con todos los deberes y responsabilidades, y ellos confiaron en eso. No podíamos hacer otra cosa que echar el resto, como lo hemos estado haciendo. Ángel Pérez (colocador titular y Jugador Más Valioso) bautizó a este equipo como la ‘banda de rock’ y nosotros hemos querido seguir tocando afinado con ellos”, explicó el nuevo apoderado Joseph Albino, quien fue parte del equipo de trabajo de De Jesús.

Fueran cuales fueran los problemas entre la pasada gerencia y el alcalde Héctor O’Neill, el Municipio redujo sustancialmente la aportación económica para las franquicias tanto en masculino como en femenino. Del mismo modo, existió la posibilidad de mudar la franquicia de pueblo, pero la renuncia de De Jesús y la entrada de Albino y José Pérez como apoderado y coapoderado, respectivamente, les permitió a los Mets finalmente quedarse en el coliseo Mario “Quijote” Morales y estar a cuatro victorias de conquistar su segundo título nacional en la historia de la franquicia.

“Nosotros hemos, inclusive, sacado dinero de nuestro bolsillo para hacer cosas aquí que no se habían podido hacer. Todo el dinero que ha entrado aquí ha sido para los muchachos, y así mismo se lo dije al alcalde, que el dinero que aportaran sería para los muchachos. La primera vez que vine a la cancha los muchachos estaban practicando y no sabían lo que estaba pasando tras bastidores, y esa noche decidimos no decirles nada (del cambio en la gerencia) hasta ver los números y ver lo que íbamos a hacer. Yo creo que a nadie en el voleibol le ha pasado lo que nos pasó a nosotros”, destacó Pérez, padre de Ángel Pérez.

La nueva generación

Antes de su renuncia y enfrentándose a la realidad del ajuste en sus fondos operacionales, De Jesús y el ex gerente general Ángel “Cholo” Peña comenzaron la renovación del sexteto al venderle a Arecibo los contratos de Héctor “Picky” Soto y Gregory Berríos, además de cambiar a Víctor “Vitito” Rivera a los Cariduros de Fajardo. Del mismo modo, los Mets no reservaron al veterano central Luis “Feñito” Rodríguez. Todos estos cambios trajeron, además, una reducción drástica en los gastos por contratación del conjunto.

Acto seguido, la pasada gerencia echó a andar su plan de rodear al acomodador nacional Pérez con jugadores atléticos. Guaynabo retuvo en su lista de reservas al venezolano Edwins Montaño, al acomodador suplente Jorge de Jesús hijo, al líbero Dennis del Valle, al atacante Anthony Negrón, al opuesto Steven Morales y al central Jonathan King. En el sorteo adquirió al medio Gustavo Girau y al esquina Pablo Guzmán, mientras que del cambio con Fajardo por Rivera recibieron a los esquinas Jorge Alifonso y Jackson Rivera.

Guaynabo no tendría a las figuras que los llevaron a la serie final de 2009, la cual perdió en seis partidos contra los Plataneros de Corozal, pero tampoco se quedaría cruzado de brazos y dejaría que el resto de la liga lo pisoteara. Los Mets no tenían ningún jugador de “renombre” en sus filas, aparte de Pérez… Lo que la plantilla sí adquirió, no obstante, fueron jugadores atléticos, con mucho que probar, que se amoldaron perfectamente al juego rápido y de combinaciones que implementó el técnico Javier Gaspar.

“Pese a la incertidumbre de si jugaríamos o no y en dónde jugaríamos, nosotros comenzamos a entrenar a mediados de junio con ese núcleo de jugadores. En el transcurso, se presentaron todas estas situaciones que estaban fuera de nuestro control directo, así que nuestro enfoque fue concentrarnos en lo que podíamos controlar”, destacó Gaspar.

Sus pupilos ciertamente asumieron una responsabilidad excepcional y establecieron una identidad definida por la camaradería, el arduo trabajo y el apoyo incondicional entre todos, fórmula que, unida a su talento atlético, los depositó en la serie final… y la mayor parte de la temporada regular la jugaron sin los servicios del importado italiano Daniele Desiderio.

“Teníamos que aprovechar el tener a un acomodador como Ángel Pérez en el equipo y esquinas como Pablo y Jackson, quienes eran con quienes contábamos antes de fichar al refuerzo y que de por sí no son jugadores altos, y jugar más rápido que la mayoría de los equipos para que estuvieran en una situación de ventaja en cuanto al bloqueo. Y para lograr ese juego rápido se enfatizó mucho en contar con una recepción estable para poder hacer todas las cosas que queríamos hacer ofensivamente”, subrayó Gaspar.

En fin, pocos los daban para entrar a la postemporada, y mucho menos llegar a semifinales, pero el equipo, como ha dicho el colocador Pérez en pasadas entrevistas, utilizó esa indiferencia por su talento para hacer quedar mal a los críticos.

“También se enfatizó en la faceta del ataque zaguero, algo que, quizás, no se utilizaba tanto en años pasados. Hemos hecho una serie de ajustes de esa índole que han marcado diferencias en cuanto al rendimiento del equipo comparado con otros años. Entiendo que tenemos un balance ofensivo mayor, pese a, quizás, no tener las individualidades que teníamos en temporadas pasadas”, recalcó quien también fue acomodador.