Shirley Ferrer está encantada en Francia, y con el club en el que juega. Vive, en pocas pero contundentes palabras, un sueño.

“Estoy feliz . Hasta cuando estoy en el apartamento siento una felicidad inmensa, porque estoy cumpliendo un sueño”, dijo Ferrer en comunicación escrita con Primera Hora.  

Son varios los capítulos de su sueño, comenzando por la parte competitiva que le toca vivir a diario. 

Ferrer está concretando las aspiraciones de las voleibolistas:  jugar en el voleibol profesional europeo, que es el más competido del mundo.

 En   su primera oportunidad en ese nivel, la boricua juega  para el equipo Venelles en la principal liga de Francia, en la que también está participando la corozaleña Daly Santana con el sexteto de Mulhouse. 

El martes vio acción en la liga ante el equipo de Cannes, que es uno de los grandes clubes de Europa y que tiene como dirigente al reconocido entrenador Laurent Tillie, también técnico de la selección masculina de Francia que ganó la Liga Mundial 2015 y el Campeonato Europeo ese mismo año. 

Ante ese nivel, la carolinense dio el grado y se dio cuenta que puede  ser competitiva ante una calidad superior a la que había enfrentado antes en su carrera.

“Han apostado a mí y no quiero, ni los voy a defraudar. Siento que  voy en ascenso. Sentí que al inicio no estaba teniendo mi juego, variando de tiros y bloqueando. Pero he hecho ajustes con la acomodadora y se ha visto la diferencia”, dijo.

Ferrer fue la líder del partido con 18 puntos en la victoria de Venelles por 3-0 ante el Cannes, que había comenzado la temporada con marca  perfecta de 2-0. Atacó de 43-17. 

Con la victoria, el Venelles subió al cuarto  lugar y mejoró su  marca a  2-1.

Incluso, el diario de Venelles tituló la victoria “Ellas lograron lo imposible”.

Se aferra a su fe 

Para Ferrer, la experiencia es una bendición de Dios, considerando la amarga experiencia que vivió en el verano. Hay que recordar que la voleibolista sufrió la  desilusión de quedar fuera del corte final  de la Selección Nacional   que participó  en los Juegos Olímpicos de Río 2016. 

La jugadora, que hacía las oraciones antes y después de los juegos   con la  Selección Nacional, está en Francia probando que no hay piedras que no se puedan mover   del camino. 

“Pienso que tengo un propósito de Dios con esto. Ese propósito es poderle llevar esperanza a esos niños y niñas que a veces no tienen los recursos, enseñarles que todo es posible,  aunque muchas personas ponen piedras en el camino o que, simplemente, no creen en tu talento”, dijo Ferrer. 

Finalmente, la jugadora también ha podido comprobar, en carne propia, todas las buenas experiencias de sus compatriotas que han jugado anteriormente en Francia.  Al menos una decena de jugadores boricuas que han  jugado previamente en la liga francesa, llamada la ProA.

Todo boricua que regresa a Puerto Rico de la Liga de Francia habla bien de la ProA, sobretodo porque es un torneo  que no  falla económicamente, al tiempo   que crecen culturalmente.

Ferrer se está dando cuenta de lo que decían.

“Después de los juegos , nos tienen comida y compartimos con los auspiciadores. Nos tienen hasta sushi, que creo es mi parte favorita. Ganemos o perdamos, los fanáticos hacen fila alrededor de la cancha para saludarnos y chocar manos. El presidente siempre ha sido muy atento. Cuando llegué, nos cambiaron los carros por unos nuevos. ¡Cero millas! Se podrán imaginar mi sorpresa”, concluyó.