La decisión del cuerpo técnico de la Selección Nacional de voleibol femenino  de  llegar a los Juegos Olímpicos con dos líberos entre sus 12 integrantes  trae interrogantes sobre cómo el equipo utilizará a esas jugadoras, consideradas de posiciones de funciones limitadas por ser en esencia especialistas de recepción y control de balón.

El dirigente nacional, Juan Carlos Núñez, ha defendido su elección de  dos líberos para fortalecer  el control de balón. Núñez argumentó que el nivel del servicio en las Olimpiadas será más fuerte que el que ha visto la Selección este año y que, sin control de balón, no puede usar ofensivamente a sus medios para liberar de responsabilidades a sus atacantes.

Sin embargo, la decisión ha causado interrogantes entre los conocedores del voleibol. Incluso,  los otros 11 equipos femeninos que van a los Juegos de Río participarán  con una líbero. Y si se incluye la rama masculina,  de 24 sextetos en Río,  solo Italia hará como Puerto Rico y jugará con dos líberos.

 Núñez cortó la pasada semana a las opuestos Shirley Ferrer y Paulina Prieto Cerrame para dejar la plantilla en 12 jugadoras, incluyendo a las líberos Shara Venegas y Debora Seilhamer. 

David Alemán, quien dirigió la Selección Nacional  femenina cuando los equipos podían usar solamente una líbero, dijo que Núñez y su cuerpo técnico son los que conocen las necesidades que tiene el conjunto nacional. No obstante, agregó  que  si la decisión hubiese sido suya, hubiese llegado a Río  con una líbero.  

“Si fuera yo, no me llevaría a dos. Con una  líbero es suficiente para un torneo como este por la cantidad de partidos  que van a jugar (mínimo de cinco)”, dijo Alemán.

“Y de surgir inconvenientes”, agregó, pensando en una lesión en la líbero que llevaría,  “usaría jugadoras, como Aury Cruz, para resolver el pase”.

Sin dar nombres de jugadoras, igual opinó el actual dirigente de la Selección Nacional masculina, Javier Gaspar. Sin embargo, Gaspar enfatizó  que es Núñez quien conoce las necesidades del equipo.

“Si son 12 jugadoras, yo me llevo dos acomodadoras, tres centrales, cuatro esquinas, dos opuestos y una líbero. Esa sería mi distribución. Pero quien está ahí adentro es Carlitos”, aclaró Núñez.

Cruz es la pasadora más estable que tiene Puerto Rico. Hay una posibilidad de que Cruz no sea esquina titular en los Juegos y que, por tanto, estaría disponible para hacer el trabajo de recepción viniendo del banco.

Núñez no ha dicho todavía qué hará con las dos líberos, Seilhamer y  Venegas.  Podría  vestirla  de líbero a las dos, o  solamente podría vestir a una, dejando a la otra en uniforme regular para traerla a juego según la necesidad del equipo. 

La regla olímpica   permite   que cada equipo use las dos líberos en un mismo partido. La decisión la tiene que tomar el dirigente en el congresillo de los Juegos;  tiene que decidir si irá con 11 jugadoras más una líbero, o con 10 jugadoras más dos líberos, según detalló el oficial de prensa de la Federación Puertorriqueña de Voleibol, Humberto Pagán. 

Luego del congresillo, los equipos no pueden cambiar su distribución de jugadoras.

La única manera en que el dirigente puede tener al mismo tiempo en cancha a Seilhamer y a Venegas es si viste solamente a una de líbero.

 Una jugadora líbero viste de un uniforme de color distinto, y puede entrar y salir de cancha sin contar como una sustitución oficial. 

Núñez tiene tiempo para tomar esa decisión, pues el voleibol de cancha de los Juegos comenzará el 6 de agosto.

Ya hay una tendencia 

Mientras, el comentarista y ex acomodador Julio “Gaby”  Acevedo puede tener una idea sobre cómo usará Núñez a Seilhamer y a Venegas. Aunque las dos son buenas líberos, se conoce que Seilhamer es mejor pasadora que defensa, y que Venegas se destaca más en la defensa que en el pase.

Acevedo destacó que Núñez no ha vestido a las dos jugadoras de líbero en los partidos en que ha tenido oportunidad durante este verano, como en el Repechaje Intercontinental,  el  Grand Prix y  la Copa Panamericana.

Por tanto, Acevedo entiende que Núñez vestirá a Venegas de líbero y usará a Seilhamer saliendo del banco para socorrer en el pase a alguna esquina. 

“No creo que sea una combinación porque no lo hemos visto en el verano. Una se queda de líbero sin uniforme para entrar a recibir o a meterse en la línea de pase, posiblemente por Daly (Santana) o a  alguien más, en caso de que el pase se les atragante”, dijo Acevedo. 

Dada la importancia del control de balón en el voleibol, la movida es completamente entendible. Pero la movida también tiene sus contras porque limita dos cosas: la ofensiva del equipo y la cantidad de cambios (seis) que tiene un dirigente por set.

Alemán explicó que traer a una jugadora a recibir por una esquina resta una ofensiva zaguera en algunas rotaciones.

 “Ahí se limita el ataque zaguero, como la pipe (ataque por la seis), porque estás sacando a una esquina. Tendrías solamente ofensiva en las posiciones en la malla”, dijo.

Otra situación para considerar es que un dirigente solamente tiene seis cambios para hacer en un set y que entre esos están los dos que por lo general se hacen de rigor. Ese es el doble cambio por colocadora y opuesto.

 “Es un dilema cómo lo van a usar esa segunda libero porque no son muchos cambios. Dos de esos nada más se van en el doble cambio”, dijo Acevedo.