Cada generación, tiene su papá. Pues según la época en que se criaron varían sus estilos a la hora de levantar a sus propios retoños. 

A continuación te los describimos para que entiendas por qué tu padre es tan serio o tan relajado.

Papá retro

No es un modelo paternal que se haya extinguido: se mantiene vigente, aunque en la práctica, lo más probable es que a sus espaldas, los hijos hagan lo que quieran. Que sea autoritario, no necesariamente tiene que ser malo, lo importante es que sea justo y no arbitrario, y que cumpla sus promesas.

Baby Boomers

Los hogares se revolucionaron en esa época con la llegada de los primeros televisores y aunque fuera en blanco y negro, series como Batman y El Zorro inspiraban los juegos infantiles, y ponían en aprietos a los padres para comprar los disfraces. 

Los adolescentes aspirarían a vestir mahones y emular a los astros del naciente rock and roll.

Este padre proveedor aspiraba a hacer carrera en una empresa -ojalá llegar a gerente- y que sus descendientes fueran a la universidad. Todo cambiaría a partir de los años 60, con el terremoto feminista. 

El movimiento hippie generará otra forma de ser padres, sin tantas normas estrictas, aunque con resultados dispares (por ejemplo Ned Flanders, el vecino que tanto fastidia a Homero Simpson, es hijo de padres hippies). 

El cine hizo identificarse a los hombres con el agente 007 y admirar a sus osadas chicas Bond, pero si hay una película que retrate el cambio en el rol paterno de esta generación es Kramer versus Kramer (1979), cuyo protagonista era un profesional exitoso que de un día para otro, al ser abandonado por su esposa, tiene que hacerse cargo de su hijo, experiencia que lo transforma por completo.

Generación X

Los hijos de los baby boomers vivieron los mayores cambios tecnológicos. Partiendo por el televisor en colores, donde además de ver Sábados Gigante, se podía grabar en formato Beta y después VHS, conectar una consola Atari para jugar Pac-Man o Space Invaders, y los primeros computadores caseros. 

Los niños que crecieron viendo El chavo del ocho, luego quisieron su walkman (en formato casete y luego CD) para escuchar rock latino o pop británico.

Con tanto adelanto, la vida aumentó de precio y el número de hijos promedio se redujo a dos, en lugar de los tres a cuatro que tenían sus padres. 

Los matrimonios X tuvieron que salir a trabajar en conjunto, sin la idea de amarrarse para siempre a una misma empresa. De ahí que los nuevos papás tuvieron que aprender a colaborar en la crianza y labores domésticas, encargándose de algunas tareas como llevar  los niños al colegio, bañarlos o darles desayuno, aunque sacando cuentas, la proporción paterna de pañales cambiados no llegaría ni a la quinta parte de las mudas maternas. 

A esta generación le tocó vivir más separaciones de sus propios padres, lo que genera otro cambio: los padres X diferencian su relación de pareja de la que tienen con sus hijos, esforzándose por mantenerla intacta en caso de ruptura de la primera.

Generación Millennial 

A los nacidos hacia fines del siglo XX cuesta sorprenderlos porque crecieron en un mundo tecnologizado, con la mayor oferta de entretención posible. 

La globalización facilitó, por ejemplo,  una abundancia nunca vista de marcas de ropa y zapatos,  aunque el materialismo de esta generación es menos intenso que el de sus consumistas padres.

Quizás por una  mayor expectativa de vida, los millennials irán postergando el paso a la vida adulta y a la paternidad. Por eso cuando deciden ser padres, no se trata de “ayudar” a la pareja, sino que se involucran activamente en la crianza de los hijos: se despiertan a las tres de la madrugada a dar el bibí, cambian pañales, están al tanto de las vacunas, citas médicas y reuniones de la escuela. 

Para bien o para mal, manejar tantas pantallas (notebook, tablet, smartphone) los convirtió en multitareas. Los emprendimientos y teletrabajos son valorados como alternativas laborales que les permiten estar más cerca de la familia.

Como jugaron con muñecos (las “figuras de acción” de los Transformers, G.I. Joe o Max Steel), no tienen un esquema rígido de las conductas de género: a diferencia de sus antepasados, no les provocaría un infarto el que un hijo varón aparezca con aros o pelos de colores. 

Como lo representa la serie Modern Family, esta generación acepta que hay más de una sola forma de ser padres y formar una familia: de ahí que nadie se casa obligado, porque los padres solteros también son válidos. 

Asumiendo la importancia de generar un lazo con el hijo desde el nacimiento, los padres de hoy están en la lucha de lo que en España se denomina “paternidad igualitaria”, porque las tres semanas que actualmente les concede la ley tras el nacimneinto de sus hijos, les parecen insuficientes. 

Además, quieren estar en igualdad de condiciones en las disputas por custodia. Y no hay que olvidar que sus hijos (adolescentes) también están por convertirse en padres y dar origen a una nueva generación.