PARA EL NORTE / Lilliam Barquín de Consuegra, CCD

Todo niño merece tener la oportunidad de asistir a un campamento de verano por lo que es un buen momento para analizar lo que significan estos en la vida de los pequeños.

Existen diversos tipos de campamentos según los intereses y necesidades del niño. Este puede escoger entre un campamento tradicional y estructurado o uno que desarrolle capacidades específicas, que pueden ser artísticas, como por ejemplo: baile, pintura, drama, modelaje; o deportivas, como tenis, soccer, gimnasia, entre otros.

Los campamentos preparan a nuestros niños con destrezas para la vida. A través de los juegos y la dinámica de la convivencia en grupo, ellos aprenden a seguir instrucciones, esperar su turno, compartir, hacer amigos, ser más independiente, confiar en el amigo y en el consejero, y aprenden a sentir compasión por otros.

Otras destrezas que también desarrollan son las relacionadas con el liderato y la toma de decisiones, además de la responsabilidad, el respeto y el amor por la naturaleza.

Son muchas las destrezas sociales y emocionales que se adquieren en un campamento de verano y que contribuyen de manera significativa a la autoestima del niño, tan necesarias para sobrevivir en la sociedad actual.

Pero, sobre todo, un campamento de verano tiene que ser divertido. Los niños juegan para aprender y aprenden mientras juegan. Está comprobado que, a través de los juegos, los niños reducen la ansiedad, el estrés y hasta la depresión.

La autora es directora certificada de campamentos de la American Camp Association y asesora del Camp Mabó y Sound of Music.