Más que coleccionar obras sobre Don Quijote, del jíbaro puertorriqueño o los Tres Reyes Magos, el alcalde de Camuy, Edwin García Feliciano ve en el arte la sensibilidad e inspiración. Y para él, esto es algo que merece ser compartido con su pueblo.

“La idea es que en diferentes pisos se coloque una pieza para que la gente pueda apreciarlas y disfrutarlas. Creo mucho en el arte como una manera primero de crear la sensibilidad que todo ser humano necesita para ser mejor”, dijo García Feliciano, quien ha obtenido piezas para el municipio como la escultura en yeso del Quijote de tamaño humano (cerca de siete pies de alto) hecho por el artista camuyano, José Bonilla, que conserva por el momento en su oficina (valorada en $5 mil), otras han sido obtenidas de su propio bolsillo.

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Hay piezas que le han sido donadas a su persona y otras al municipio. También ha rescatado, como es el caso de la antigua imagen de la virgen María, que tiene sobre 300 años y que ubicó en la Plaza Artesanal.

Sobre lo que representa el arte agregó: “Son cosas que tratamos de rescatar y que no les costarán al municipio, tan solo la restauración. Son piezas que se quedan para la posteridad y es para traer, más allá, una enseñanza. Que más allá de venir a buscar cualquier servicio al municipio que puedan disfrutar también de una obra de arte. Como en este caso (refiriéndose al Quijote). Que el que tenga la vocación, se inspire a desarrollarla, que no se quede, meramente en que lo hubiese hecho. Conozco tanta gente, con tantas historias con tanto talento, que uno se queda maravillado”.

La colección del Caballero de la triste figura es la más numerosa con cerca de 30 piezas.

La primera que la comienza fue una figura en bronce de un Quijote en posición similar al “Pensador” de Auguste Rodin. La compró hace más de 20 años.

La más grande es la pieza en Yeso de José Bonilla, artista de Camuy. Y esta pieza pronto la piensa colocar en otro espacio para que la gente lo disfrute.

Sin embargo el alcalde sigue considerando que, ya sea por una pintura, fotografía, escultura, serigrafía, un poema, teatro o una buena película, vale la pena exponerse a la experiencia del arte.

(PARA EL NORTE / ALVIN J. BÁEZ)

(PARA EL NORTE / ALVIN J. BÁEZ)