El Muelle de Azúcar en Aguadilla el cual ha cobrado popularidad en las redes sociales por su paradisiaca vista y su atractivo para los amantes del riesgo está a la venta.

Esto para evitar perder la propiedad para la que estaba en planes un desarrollo residencial y turístico, según explicó el actual propietario el licenciado Goldwin Aldarondo Girald.

“Tenía el financiamiento con RG Mortgage para desarrollar la propiedad. Pero al banco irse a pique, cancelaron los contratos, y lo compró Scotiabank. Y esta institución dijo ‘no me interesa, quiero que me pagues el principal’. Debo $3 millones. Después el banco se lo vendió a un inversionista que quiere que le paguen los $3 millones o se queda con la propiedad. Así que estoy vendiéndola para tratar de pagarla al banco o al acreedor y salvar esa propiedad”, explicó Aldarondo Girald.

Este único muelle privado en Puerto Rico -cuyo precio de venta asciende a los $3 millones- consta de una propiedad de 30 cuerdas de terreno, cuenta con energía eléctrica agua y alcantarillado y estructuras antiguas que usaban las compañías azucareras para exportar azúcar negra y sirope de caña a los Estados Unidos para hacer azúcar blanca o refinada allá, contó el propietario.

“Yo lo compré y se usó por varios años para exportar agregado, piedra, arena a islas cercanas para construcción. Y, últimamente, se usó para exportar urea (compuesto químico más usado por su contenido rico en nitrógeno, que permite el crecimiento de las plantas) a Estados Unidos, después ha estado sin uso unos cuantos años”, describió Aldarondo Girald sobre la propiedad de la cual destacó su calado. “La profundidad en ese muelle, la punta son 66 pies, el muelle de San Juan tiene 35 pies. Así que es perfecto para traer mega cruceros a Puerto Rico”.

Según mencionó la idea con esta propiedad era de desarrollo residencial turístico.

”La idea era atraer cruceros, allí, construir un hotel, un condo hotel, apartamentos o villas y una marina”, dijo.

El propietario del Muelle de Azúcar está claro de que la estructura se ha convertido en un atractivo turístico y de aventura para muchos.

“Nosotros tenemos la entrada prohibida, porque es muy arriesgado. Allí, se han robado piezas de metal, no hay formas seguras de accesar al muelle en estos momentos. Y los muchachos se meten y escalan por las columnas y por unas orillas de metal para llegar a la punta. Se ha caído gente y han sufrido lesiones serias a pesar de que hay letreros de ‘peligro’, ‘no entre’, ‘prohibido el paso’. Pero siguen entrando, porque el sitio es espectacular, el agua es clara, limpia. El atardecer allí es para enamorados nada más. Así que, desgraciadamente, por la presión que me ha puesto el banco, tengo que vender”, concluyó.