Joseline Vega Nazario ama el baile y el canto; sueña con estudiar farmacología en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y como toda adolecente, disfruta de compartir con sus amistades.

Pero a partir de diciembre pasado, su vida dio un cambio drástico cuando fue diagnosticada con anemia aplástica, una condición que requiere costosos tratamientos, entre otras cosas, transfusiones de plaquetas semanales.

Su mamá, Thalía Nazario Castro, notó que algo andaba mal cuando veía que, al mínimo golpe, la niña se marcaba con un morado.

“Sacamos una cita con la pediatra, pero una semana antes de la cita, le hicimos un CBC (Prueba de Conteo Sanguíneo completo) para llevarla a la pediatra, pero nunca llegamos a la cita. El laboratorio corroboró que tenía un conteo bajo de plaquetas y nos envió al hospital.

Luego de varias pruebas, el 19 de diciembre una biopsia confirmó la condición de anemia aplástica.

“Yo perdí a ambos padres y pensé que ese era el dolor más grande que podía sentir una persona, pero el día que diagnosticaron a mi hija, ese día sentí que mi vida se paralizó”, contó Nazario Castro.

“Ella nunca se enfermaba, era una niña alegre, feliz, se metía en todos los bailes, en todas las actividades. Representó a Quebradillas en unas competencias de liderazgo de la FCCLA (Líderes, Familias Carreras y Comunidades de América) y hacía de todo”, agregó.

Desde entonces, la joven de apenas 14 años ha tenido que poner en pausa en todo en su vida, incluso sus estudios en la Escuela Superior Manuel Ramos Hernández de Quebradillas, donde cursa el noveno grado.

Además, cada semana tiene que viajar de Quebradillas a San Juan para someterse a transfusiones de plaquetas.

“Ha sido bien difícil todo este proceso. En momentos sabes que tiene 9,000 de plaquetas y los donantes no llegan, porque, además debes tener donantes de plaquetas disponibles semanalmente para poder hacerle las transfusiones”, recordó Nazario Castro.

A pesar de la gravedad de su condición, Joseline espera poder superar este enorme reto que le ha puesto la vida.

“Mi vida ha cambiado bastante. Ya no puedo hacer nada porque me puedo desangrar”, dijo Joseline con tímida voz. “Pero yo tengo fe de que todo va a salir bien”, agregó.

Necesitan ayuda

Joseline cuenta con dos hermanas, de 19 y 17 años. Los doctores que atienden su cao, decidieron someter a ambas a pruebas de compatibilidad para saber si pueden ser donantes de médula ósea.

Sin embargo, ningún plan cubre ese tipo de pruebas para las posibles donantes y los costos podrían superar los $1,000, además de otros gastos de cuidado médico y hospitalización, entre otros.

En caso de que ninguna de sus hermanas sea compatible, entonces Joseline se someterá a un doloroso y costoso tratamiento intensivo para intentar contrarrestar la condición.

Por eso, se abrió una cuenta en el Banco popular de Puerto Rico para cubrir los gastos médicos bajo el número 069-114-641 o puede hacer su donación a través de ATH Móvil al 939-249-0454.

“Hay muchas personas que nos han dado la mano. Maestras de su escuela están pensando hacer una sangría y donar sangre y plaquetas”, sostuvo su mamá.

Además, el 18 de febrero el grupo de damas de la Iglesia el Maestro, a la que asiste la familia, realizará una colecta en el sector La Alcantarilla de Camuy, y el 11 de abril compañeras de trabajo de Nazario Castro en el Colegio Carismático Pasito a Paso de Quebradillas organizarán una sangría a favor de Joseline.

Dentro de la difícil situación por la que atraviesa su hija y toda la familia, Nazario Castro asegura que ha adquirido una gran lección de vida.