A solo días de presentarme en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de San Juan en mi espectáculo En buena compañía, pienso que a través de todos estos años de carrera (este año se cumplen cuarenta) he estado siempre en muy buena compañía. Perdonen la inmodestia.

De niño tuve la mejor de las compañías... mis padres. Un hogar lleno de amor donde mis hermanas y yo aprendimos valores, respeto y donde empecé a darme cuenta de mi afición por la música.

De aficionado, tuve la buena compañía de mis amigos del barrio. Muchos, al igual que yo, tenían inquietudes musicales y me acompañaron en esa aventura; y en algunos casos desarrollaron carreras musicales.

En la escuela elemental (primaria) tuve una excelente compañía de maestros, compañeros estudiantes y mi querido y muy recordado Cheíto, con quien empecé a cantar y sentir el calor y el sabor del aplauso. 

En la escuela intermedia y superior me relacioné y crecí con algunos de los mejores músicos del país en la distinguida Escuela Libre de Música de San Juan. Mi paso por esa escuela del sistema de educación pública de Puerto Rico fue fundamental en el desarrollo de mi carrera.

Fui profesional a los catorce, debo decir… me pagaron y fui a cantar con profesionales. ¿Qué mejor compañía para alguien que comienza, que Mario Ortiz, Elías Lopés, René Hernández, Santitos Colón, Paquito Guzmán, Elliot Romero, Juancito Torres, Tony Sánchez, entre muchos? 

En las orquestas de Don Perignon, Fantasía Boricua, La Grande, Elías Lopés, Tommy Olivencia, PR All Stars y Willie Rosario disfruté de la buena compañía de los directores y los integrantes de dichas orquestas, quedando grabadas en mi memoria múltiples experiencias. 

También reconozco la compañía de muchos buenos profesionales de la industria como productores,  arreglistas, promotores, representantes, músicos, cantantes, empresarios, disqueros, compositores, actores, directores y bailarines que ayudaron a formar mi carrera.

De todos aprendí algo valioso.

En los últimos años, también he disfrutado la buena compañía de algunos de los artistas de la nueva generación y pertenecientes a diversos géneros. Estos compañeros con su talento y energía no solo me han honrado con su cariño y respeto, sino que también en algunos casos me han invitado a colaborar con ellos y, además, a  aprender de ellos.

Sin embargo y sin duda alguna, la  mejor compañía ha sido el público.

Si, ese público que desde el principio validó mi sueño, me permitió proponerle mi trabajo y aceptarlo.

Desde entonces emprendí mi carrera por los pasados cuarenta años entre el trabajo, el aprendizaje, la satisfacción, el éxito, el fracaso, pero siempre con el apoyo de ese público que alentaba a Gilbertito a seguir adelante.

¿Fácil? No, fascinante. Una carrera relativamente corta, comparada con otras, pero con la intensidad de una montaña rusa.

Este viernes me presento una vez más ante mi querido público puertorriqueño en Bellas Artes, recibiendo la bendición en mi país para continuar una gira por Estados Unidos y México durante el mes de febrero. Nada me hace más feliz que así sea, y con humildad lo agradezco.

Estoy seguro de que tanto en Puerto Rico como en los demás lugares voy a estar siempre… en buena compañía.

¡Camínalo!