Si no lo vio, no siga, repito, no siga leyendo.

Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna están de vuelta. El pasado domingo la serie de la cadena HBO Girls inició su cuarta emisión. Para los que nunca han visto Girls, no sé por qué están leyendo esto, pero bueno, si lo que quieren es buscar un motivo para verla, trataré de dárselos.

En resumen, estas cuatro amigas veinteañeras, que son “Millennials” viviendo la famosa filosofía “YOLO” (You Only Live Once o solo se vive una vez), tratan de descubrir su propósito en el mundo luego de haber terminado la universidad, mientras conviven entre ellas y algunos más en la complicada pero anhelada ciudad de Nueva York.

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Sí, para muchos la serie es una imitación de “Sex and the City”. Pero no, ni siquiera en el aspecto del “sex” se parecen y les diré por qué más adelante.

Primero: hablemos de lo que ocurrió el domingo.

Hannah (Lena Dunham), está lista para iniciar sus estudios de maestría en la universidad en Iowa. Esa decisión la alejará de sus amigas y su novio Adam (Adam Driver), con quien desde la primera temporada ha tenido una relación que pasó del sexo fuerte al gusto, del gusto al amor, del amor al odio, del odio a la necesidad y de la necesidad de nuevo al amor.

Quienes siguen la serie como yo, entenderán ese montón de palabras, que son la mejor manera de describir las diferentes etapas por las que esta, como todas las parejas o la mayoría, pasan hasta llegar a sentir el amor que finalmente los une.

Mientras Hannah se encuentra preocupada por cómo seguirá su relación con Adam, intenta que ambos establezcan un plan para manejar la distancia que habrá entre ellos. Adam, que siempre ha sido este sujeto medio “psyco-tierno” disfrazado de fortachón, le deja saber que para él, el plan es que no hay plan, que eso funcionará. Sin embargo, al final del capítulo, ni siquiera tuvo el valor de levantarse de la cama para despedir a Hannah, que se iría con sus padres hasta la universidad. Así, dejó muy claro que la partida de su novia lo afecta demasiado, al punto de no tener las fuerzas para decirle adiós.

Bueno, eso con ellos dos.

Pero realmente, lo que hoy se comenta en las redes sociales y la escena que dejó impresionados a todos los fanáticos de “Girls”, incluyéndome, fue la escena en la que Marnie, quien es interpretada por Allison Williams, practica lo que los estadounidenses llaman “rimjob” con su nuevo compañero musical Desi (Ebon Moss-Bachrach). Si no sabe lo que es “rimjob”, me perdona, trataré de escribirlo aquí y que Dios me ampare. Un “rimjob” es cuando tu pareja te hace sexo oral, pero en el ano. Uff…

La imagen impactó, no precisamente porque haya sido una gran escena de sexo (de esas ha habido muchas en la serie), sino porque el personaje se sigue liberando de las inhibiciones con las que vive. Se hace más real, menos ‘comecaca’, como dirían por ahí. Recordemos que Desi tiene novia, pero eso no parece afectarle en la intensa conexión que tiene con Marnie. Ya veremos qué pasa, pero auguro que esa relación no terminará nada bien. Donde comen dos, NO COMEN 3, a menos que lo que coman sea…nah! jajaja.

De hecho, esta hermosa y talentosa chica es hija de Brian Williams, presentador de las noticias vespertinas de la cadena estadounidense NBC. Williams fue abordado hoy por la prensa que buscaba su reacción sobre el erótico momento de su pequeña. Como todo buen padre, declaró que “ella siempre ha sido una actriz. Para nosotros, su familia, es nuestro deber verla actuar y todos tenemos que recordar que es eso: actuación. No hubo animales lastimados y nadie salió herido, así que no es un ‘big deal’”.

En una entrevista reciente, Allison contó cómo se hizo la escena. Entre todo lo que dijo, explicó que decidió que quería oler todita a vainilla, eso es todo lo que voy a decir. Lo demás es arruinar la magia de la televisión.

Bueno, en otros temas más aburridos, Shosh se graduó de la universidad. Pero, bendito, ni fiesta, ni ceremonia. Solo una pelea de sus padres divorciados mientras la acompañan a solicitar el diploma. Por cierto, ambos se llaman Mel. ¿Y? Nada.

Luego, mientras asiste al “brunch” de jazz donde Marnie y Desi cantarían, se encuentra con Ray (Alex Karpovsky), con quien tuvo una relación que ella misma terminó por querer “experimentar” con otros luego de que perdiera su virginidad con él, pero a quien quiere de vuelta en la pasada temporada. Le pide perdón en el pasillo del restaurante y ya. Si no hay cambios en este personaje, seguirá siendo el más aburrido, como SIEMPRE.

Por último, la alocada, alcohólica, drogadicta y sexomaniaca Jessa reaparece vestida de blanco, lo que significa que está “limpia”, comiendo y ahora de “roomate” de Beadie (Louise Lasser), la anciana artista que prácticamente la contrató para que la ayudara a suicidarse. Resulta que son muy buenas amigas; Jessa le hace sus mandados, le cuida su gato y compra su alimento. Con lo que la estabilidad momentánea de Jessa no contaba era con que la hija de Beadie, llegara a llevarse a su madre al enterarse que casi muere asistida por Jessa. Veremos si eso la vuelve a desequilibrar o sencillamente es otra de sus transiciones. Recordemos que ha estado casada, en rehabilitación, detenida, en relaciones lésbicas…en fin, ha hecho de todo.

Bueno, ese fue el resumen del primer episodio. Veremos qué nos traen los siguientes nueve capítulos de esta refrescante serie, ganadora de grandes premios y excelentes críticas.

Ah, lo de “Sex and the City” lo dejamos para la semana que viene.