Aunque asegura que no le agrada mucho que la describan, de ese modo, no cabe duda que no hay mejor palabra que describa a Rita Moreno que pionera.

La actriz puertorriqueña que a sus 81 años de edad, sigue aun activa en teatro y televisión, acaba de publicar sus memorias y se prepara emocionalmente para recibir en enero de 2014 el máximo galardón que otorga su gremio, el Screen Actors Guild.

La historia de Rosa Dolores Alverio, nacida en Humacao en 1931 y quien se trasladara a los cinco años de edad junto a su madre al barrio del Bronx, en Nueva York, parece sacada de una película o de un cuento de hadas, pero nada más lejos de la verdad.

Como confesó recientemente en una reveladora entrevista con la BBC:

“La vida es dura y tuve una vida muy dura, pero siempre pienso en lo positivo y creo que tengo una vida mágica”.

Rita Moreno cuenta con el récord de haberse ganado todos los premios más importantes que otorga la industria del entretenimiento de Estados Unidos.

Si en el 1962 marcó todo un hito al obtener el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por West Side Story, sumaría a su resumé un premio Grammy (1972), un Tony (1975) y dos Emmy (1977 y 1978), además de la Medalla Presidencial de la Libertad (2004), que le otorgara George W. Bush; y la Medalla Nacional de las Artes, que le colocada al cuello por el presidente Barack Obama en 2009.

Pero el Oscar no le llegó por acto de magia. Fueron precisamente la pobreza y las privaciones de sus años de infancia en la Gran Ciudad, los que la impulsaron a concentrar todas sus energías en lograr la excelencia en sus pasiones y talentos: el baile, el canto y la actuación. A los 13 años debutaba en Broadway y a los 17 el legendario productor Louis B. Mayer le ofreció un contrato con el estudio Metro Golden Mayer, lo que la llevó a mudarse a Los Ángeles para iniciar su carrera en Hollywood.

Fue así como apareció en numerosas películas -incluyendo dos de los grandes clásicos de la historia del cine como Singin’ in the Rain y The King and I. Entonces, la mayoría de los papeles que le ofrecían eran los de sensuales mujeres indígenas, por eso cuando le llegó a sus manos la oportunidad de interpretar a la recia “Anita” sintió que “por primera vez interpreté a una mujer que tenía dignidad y fuerza. Todo lo que yo nunca había hecho en mi carrera y eso me encantó. Ella se convirtió en un modelo a seguir”.

A partir de este triunfo su vida cambió. Llegó la fama y con ésta la oportunidad de ingresar al círculo de las llamadas estrellas. Esto tuvo repercusión tanto en su vida profesional como personal.

Por ejemplo, en el 1968 protagonizaría el drama The Night of the Following Day, junto a Marlon Brando. De ahí nacería un tórrido romance entre ambos, el cual la catapultó en cuanto a fama pero casi la sepulta a nivel personal.

“Mi relación con Marlon fue como una tormenta. Fue sensual, divina, chistosa y entretenida, pero más que nada una obsesión. Era como la cocaína”, confesó Moreno a la BBC a la que vez que aseguró que llegó a utilizar nada menos que a Elvis Presley para darle celos a Brando.

“Era una relación embriagadora, porque Marlon era un icono, el rey del cine y del teatro, y yo era muy joven y romántica. A él le encantaban las mujeres y yo quería que él fuera fiel, pero eso era imposible. Había tantas mujeres en su vida. Después de todo lo que pasamos me sentía tan mal, tan inferior, tan triste, que tomé pastillas. Me quería matar por esa tristeza”, reveló.

Pasada esa tormenta, en 1965 contrajo matrimonio con el doctor Leonard Gordon, quien se convertiría en el padre de su única hija, Fernanda Luisa, y con el que estaría casada por más de 40 años.