Los avances de Broken City la hacían ver como un episodio de X serie genérica policíaca de televisión con un elenco clase A, y lo que terminó en pantalla no dista mucho de esa promesa. No es que el largometraje sea malo, sino realmente mediocre, y el hecho de que la televisión en la última década haya contado historias parecidas y de manera exponencialmente mejor, tampoco lo ayuda. 

Sin embargo, aún cuando en pocos meses –o semanas, incluso- el recuerdo de que usted alguna vez vio esta película se haya desvanecido por completo de su memoria, actualmente hay peores maneras de perder el tiempo y dinero en el cine. Se la vendo al costo. 

Mark Wahlberg (un artista clase A, aunque su nivel de actuación rara vez haya superado la clase C), interpreta “Billy Taggart”, un ex detective de la Policía de Nueva York convertido en detective privado tras ser expulsado de la uniformada siete años antes. Ahora, el alcalde niuyorquino “Nick Hostetler” –Russell Crowe, en un papel que le ofrece poco, pero le permite disfrutarse el rol de asqueroso político- le solicita sus servicios para descubrir al amante de sus esposa, encarnada por Catherine Zeta-Jones. 

Esa, en síntesis, es la trama de Broken City, escrita por Brian Tucker, quien en la segunda mitad se encarga de enredarla con esquemas de corrupción política, homicidios, alcoholismo y celos de pareja. Basta con escuchar el diálogo para saber que este es el primer guión de Tucker, quien parece perseguir un estilo medio film noir con sus diálogos pero lo que consigue es algo más similar a Law & Order, repleto de exposición, insubstancial y con personajes de cartón. Esto va a la par con el talento de Wahlberg mientras que Crowe al menos intenta darle una mayor dimensión. 

Quien consigue elevar el filme de terrible a moderadamente entretenido es el director Allen Hughes. La carrera del cineasta –quien suele rodar sus películas junto a su hermano, Albert-, no será la más prestigiosa, pero cintas como The Book of Eli y From Hell han logrado sobresalir dentro de sus limitaciones gracias a su buen ojo. 

Hughes trae un competente estilo visual a Broken City que permite ignorar su naturaleza de B-movie con una nítida composición de secuencias. El día que finalmente se cruce con un buen guionista apuesto a que nos dará una tremenda sorpresa.