“Dom Hemingway” es un tremendo protagonista a merced de una película que no está a su misma altura. Es carismático, egocentrista, salvaje y oscuramente cómico. Un personaje más grande que grande, tanto así que el filme no pudo titularse de ninguna otra forma que no fuera compartiendo su nombre, y Jude Law se entrega completamente a su interpretación del exconvicto en busca de compensación por el tiempo cumplido tras las rejas para proteger a su jefe.

El director y guionista Richard Shepard no establece un cautivante argumento en el que “Dom” pueda correr libremente y expresarse con gusto y gana. La trama recorre lugares comunes dentro del subgénero criminal británico que cambian tonalmente de un capítulo a otro mientras vemos a “Dom” brevemente en prisión, luego celebrando su liberación para luego caer otra vez en un punto aun más bajo hasta llegar -de la nada- a un final cargado de cursilería. Y sin embargo, aun así, Law se esmera porque no apartemos nuestra mirada de él al extremo que se podría recomendar este estreno exclusivamente por su trabajo.

Así es desde la escena inicial en la que “Dom” aparece desnudo en prisión recitándole al público una apoteósica oda a su pene -fantásticamente escrita- mientras su miembro está siendo atendido fuera de cámara. El diálogo es el segundo mayor acierto del largometraje, porque aunque rebuscado y completamente artificial, expresado a través de la ferocidad de Law parece la más burda poesía que jamás se haya escuchado.

A su salida de prisión, “Dom” se reencuentra con un viejo asociado interpretado por Richard E. Grant, cuyo icónico personaje en el filme de culto Withnail & I (1987) fácilmente pudo haber sido el mejor amigo de “Dom” décadas atrás en una cinta tan profana que hubiera sido clasificada X. Su química en pantalla es limitada pero efectiva mientras ambos tratan de balancearse en la errática estructura que Shepard ejecuta, mitad comedia oscura criminal, mitad emotivo drama acerca de un exconvicto que quiere reconectar con su hija.

Law hace que todo parezca más divertido de lo que en verdad es, y su esfuerzo ciertamente es apreciado. En manos de otro actor pudo ser algo inmediatamente olvidable, pero Dom Hemingway sale a flote gracias a su empeño.

El filme estrena este próximo jueves en Fine Arts Cafe.