“Yo no sabía que hacer cine era tan difícil”, expresa “Carlos”, protagonista del filme I Am a Director, en uno de los varios momentos de frustración que atraviesa mientras intenta desesperadamente realizar su primera película. “Carlos” es interpretado por el siempre agradable Carlos Marchand como un tipo con las destrezas cinematográficas de Ed Wood y la ingenuidad de “Borat”, impulsado por un deseo incuestionable de hacer cine en Puerto Rico, pero al estilo Hollywood, como él recalca.

El primer largometraje del cineasta puertorriqueño Javier Colón coloca un espejo ante la industria de cine local y la invita a reírse de sí misma. La propuesta del director, que adopta el estilo del mockumentary, no es malintencionada, aunque sí posee unos matices de autocrítica imposibles de ignorar. “Carlos” es un personaje como él que -me consta- ha habido muchos (y seguro habrá más) que, tras estudiar cine en Estados Unidos, regresan a la Isla con aires de Martin Scorsese, imponiendo prepotentemente su “basto” conocimiento  con miras a emular las millonarias producciones de la llamada meca del cine en esta tierra de 100x35.

La trama expone el camino cuesta arriba de hacer cine en un país en el que no hay una industria sólida para ello. En el caso de “Carlos” es Puerto Rico, pero igual pudo haber sido cualquiera de muchos otros países. Junto a “Carlos” siempre está su fiel amiga y productora “Joa” –interpretada por Joa Tous-, quien lo ayuda a conseguir el presupuesto de la producción mientras él, se supone, trabaje en la historia. Todo esto, mientras un grupo de documentalistas, fuera de cámara, captura todo el proceso.

I Am a Director es una comedia liviana y divertida con un buen sentido de humor, a veces incómodo, que persigue que nos riamos del pobre grado de inteligencia (por ponerlo delicadamente) del protagonista. Marchand se encarga de que así sea con su sagaz ritmo para la comedia. Su interpretación de “Carlos” es muy amena y jocosa, ya sea cuando está dando instrucciones en el set de filmación o se confiesa con brutal honestidad ante las cámaras como un gran admirador de Twilight, entre otras cosas.

Los primeros dos tercios del guión de Colón son muy sólidos, proveyendo risas constantes mientras vemos a “Joa” y “Carlos” realizando el proceso de preproducción. Lo mismo no se puede decir del último tercio del filme, donde la historia pierde un poco de impulso una vez inicia la producción del filme de “Carlos” y llegando a un final que se siente un tanto forzado en la manera como concluye el conflicto entre ambos protagonistas. Este traspié, sin embargo, se resuelve con una breve y efectiva coda que resulta muy cómica.

“¿De qué es tú película?", le preguntan a “Carlos” diversas figuras de la industria local, tales como Luis Gonzaga, Marisé Álvarez y Jacobo Morales, cuando lo conocen. El cándido cineasta no sabe, pero creo que la respuesta debe ser obvia. La tenemos ante nosotros y la responde Colón en I Am a Director, un entretenido y sincero retrato de una industria que cada vez se torna más prometedora, repleta de todo tipo de personajes -algunos demasiado parecidos a los que aparecen en la película- con una meta muy encomiable: hacer cine en Puerto Rico.