Ella es espontánea, jovial y necesita desesperadamente conseguir trabajo. Él es antipático, arrogante y está decidido acabar con su vida tras quedar cuadripléjico. ¿Podrá ella devolverle las ganas de vivir?

Esa es la premisa de Me Before You, y si de entrada esta no le parece una de las más inusuales que se haya visto en este tipo de película romanticona, usted probablemente ha visto más que yo. No que haya nada de malo con un buen romance, pero las zalamerías son prácticamente un género aparte y bastante exitoso, dominado por las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Nicholas Sparks con las que este filme –basado en el libro homónimo de Jojo Moyes- tiene un gran parecido.

El largometraje de la directora Thea Sharrock no pretender ser otra cosa que lo que es: un exprimidor de lágrimas dirigido a un público mayormente femenino. Basta con mirar el póster para inferir lo que hallará dentro de la sala. Usted verá a una chica (Emilia Clarke) derretir la frialdad de un adinerado “playboy” (Sam Claflin) que ha perdido el deseo de vivir tras sufrir un accidente que lo dejó inmóvil del cuello para abajo. Su plan es irse a Suiza en seis meses para suicidarse, y su madre contrata a la joven para que cuide de él y –quizás- lo haga reconsiderar su decisión.

La química entre Clarke y Claflin no enciende exactamente la pantalla, pero en su defensa el diálogo provisto por Moyes –quien adaptó su propia novela- no les facilita la expresión natural de emociones. Sí resulta un tanto refrescante ver a Clarke en un papel diametralmente opuesto al de la “Madre de Dragones” de Game of Thrones, permitiéndole variar su repertorio histriónico, aun cuando su actuación  a veces raya en lo empalagoso. Pero esto viene de la mano del género.

Si usted disfruta de ese tipo de entretenimiento “fresita”, Me Before You será su salvavidas en medio de la vorágine de efectos especiales veraniegos que actualmente predominan en la cartelera. En él encontrará un frívolo cuento de hadas moderno –con castillo y todo incluido- que se atreve a navegar hacia lugares inexplorados dentro de este género aunque sin verdaderamente adentrarse en las aguas profundas, huyéndole a las implicaciones morales y éticas de su argumento. Para un soberbio drama acerca de la eutanasia, ciertamente existen buenas opciones fílmicas. Aquí el norte es manipular las emociones a través de un idilio de ensueño, aun ante las adversidades que enfrentan los enamorados. Esperar algo distinto sería insensato.