Si producir una buena secuela es difícil, las precuelas tienden a ser aún más problemáticas. El ejercicio de ir hacia atrás y contar lo que vino antes rara vez resulta en una historia cautivante por el hecho de que ya sabemos de antemano lo que vendrá después, eliminando por completo cualquier indicio de expectativa. Esto, sin embargo, no le quita que puedan ser divertidas e incluso capaces de repetir en nosotros el mismo sentimiento que nos dio la película original, como es el caso de Monsters University.

Durante los primeros 20 minutos de la nueva cinta animada de Pixar -la primera precuela en su canon cinematográfico- parecía que la singular magia del estudio una vez más se les había escapado, trayendo a la mente escalofriantes recuerdos de Cars 2. La chispa simplemente no estaba ahí al presentarnos nuevamente a Mike Wazowski y James P. Sullivan, los protagonistas de Monster’s Inc. (2001), que aquí se conocen por primera vez durante sus años universitarios. Los chistes no estaban teniendo el efecto deseado y el largometraje se sentía bastante inerte mientras acompañámos al pequeño Mike en su primer día como un “prepa”.

Pero entonces el peludo Sullivan hace su entrada en el salón donde Mike se encuentra tomando el curso para aprender a cómo asustar a los niños cuyos gritos energizan la ciudad, solo que no es el adorable Sully que conocemos, sino un engreído adolescente, hijo de una renombrada familia, y es aquí cuando las piezas comienzan a caer en su sitio. A raíz de la unión del binomio Mike + Sully, Monsters University se convierte en una entretenida comedia universitaria que evoca a filmes como Revenge of the Nerds y Animal House, con un humor mucho más apropiado para los niños, por supuesto, pero sin caer en lo infantil.

La película establece el conflicto central alrededor de la relación entre Mike y Sully antes de que se convirtieran en los mejores amigos. De hecho, al principio no se soportaban. La actitud irresponsable y altanera de Sully era totalmente opuesta al empeño y compromiso de Mike por convertirse en un experto en asustar niños, a pesar de que todo el mundo le dice que él no da miedo. El argumento, obviamente, provee una manera para forzar que ambos tengan que limar sus asperezas y unir sus talentos si desean echar hacia adelante a través de una competencia universitaria en la que compiten las fraternidades y sororidades.

Como con toda producción de Pixar, Monsters University se ve espectacular. Con cada uno de sus estrenos se hace cada vez más difícil hallar una nueva manera de decir “la brillante y colorida animación luce espléndida en pantalla” sin tener que repetirse, pero así es. El nivel artístico que se observa en pantalla es increíble, con un fantástico diseño de producción que da vida a cada elemento de este monstruoso mundo y que invita a revisitarlo nuevamente en Blu-ray para poder pausar la imagen y apreciar hasta el más mínimo detalle.              

Los nuevos personajes son un absoluto encanto, particularmente los compañeros de Mike y Sully, quienes se encargan de proveer las mayores risas del largometraje. Dentro de la filmografía de Pixar será considerado como uno de sus pesos medianos, muy lejos de ser uno de sus mayores clásicos, pero eso es más de lo que muchos esperaban. No será Toy Story 2 ni 3, pero tampoco es Cars 2. Monsters University se coloca cómodamente entre esos dos extremos y se encarga de proveer entretenimiento familiar sano y divertido. Con eso es más que suficiente.