Los Muppets regresan  hoy a la pantalla grande con una nueva película que comienza justo donde acabó la exitosa cinta del 2011 que revivió esta propiedad en el cine, con los simpáticos personajes de Jim Henson volviendo a posicionarse cómodamente en su merecido lugar dentro de la cultura popular como maestros del sano entretenimiento. Muppets Most Wanted confronta de inmediato el hecho de que se trata de una secuela y que rara vez estas son tan buenas como sus predecesoras con el apropiadamente titulado número musical “We’re doing a sequel”.

“¡Estamos haciendo una secuela, eso es lo que hacemos en Hollywood!”, cantan los Muppets con el humor autocrítico que los ha caracterizado desde sus años en la televisión. “¡Es una secuela, ¿cuán mala puede ser? No puede ser peor que The Godfather: Part III”, continúa el tema escrito por Bret McKenzie, quien ganó el Oscar por la canción “Life's a Happy Song” que figuró en el filme anterior. Mientras que aquí no encontramos ningún tema tan contagioso como ese y la producción en general no es igual de memorable, esta película está tan lejos de ser una desechable secuela como lo fue la conclusión de la clásica trilogía de Francis Ford Coppola.

En esta ocasión la atención se redirige nuevamente hacia los Muppets y no se divide entre estos y sus coprotagonistas humanos, como fue el caso en de The Muppets tres años atrás. El mero hecho de que esta secuela exista se debe al excelente  trabajo que realizó el actor Jason Segel en la cinta anterior como coescritor, y la ausencia del comediante se siente marcadamente aquí. Sin embargo, al mismo tiempo es bienvenida pues los Muppets son las verdaderas estrellas y el director James Bobin se encarga de tratarlos así obteniendo resultados un tanto mixtos.    

Bobin escribió el guión junto a Nichola Stoller y la premisa -aunque  un poco parecida a la de The Great Muppet Capper (1981)- se distancia lo suficiente de su trabajo anterior en The Muppets como para que no se sienta reciclada. La rana Kermit y el resto de la  ganga apenas están adaptándose a su segundo aire en el estrellato, cuando el manejador “Dominic Badguy” (Ricky Gervais) les propone realizar una gira mundial. Kermit no está contenta con este apresurado giro en su carrera, pero acepta ante las exigencias del  grupo.

Su primera parada en Europa revela que “Badguy” es un ladrón internacional aliado con el notorio criminal “Constantine”, la rana más peligrosa del mundo que es prácticamente idéntica a Kermit con excepción de un distintivo lunar. Ambos villanos raptan a Kermit, lo mandan a una prisión en Siberia y se unen a la gira de los Muppets, aprovechándolos como distracción para robar valiosas prendas de los mayores museos europeos.

Muppets Most Wanted posee el aire vodevilesco que ha caracterizado a las mejores propuestas de estos personajes, tanto en el medio televisivo como cinematográfico. La comedia en esta ocasión es más amplia, con mayor oportunidad para realizar chistes dirigidos principalmente a los espectadores más pequeños. Los adultos también reciben su buena dosis, pero aquí serán muchos los que estarán revisando el reloj entre uno y otro, pues el filme extiende demasiado su bienvenida.

Para beneficio de la película, la misma está repleta de pequeñas apariciones de renombrados actores, incluso algunos que uno jamás imaginaría ver en este tipo de producción. La comediante Tina Fey, como una guardia penal rusa, arranca muchas de las mayores carcajadas de la cinta, pero el premio al mejor dúo se lo lleva Ty Burrell y Sam the Eagle como agentes de Interpol y la CIA, respectivamente, que se unen para capturar a “Constantine”. 

Esta no será una de las mejores secuelas de los Muppets, pero Muppets Most Wanted cuenta con la cantidad justa de aciertos como para dejarnos deseando que hagan más.