Solo hay tres cosas que usted necesita saber de Room. 1) Hay un cuarto pequeño, con cama, cocina, baño, televisor y un tragaluz. 2) Dentro de él vive una madre y su hijo de cinco años, pero solo ella conoce el mundo fuera de esas cuatro paredes. Para el menor, el cuarto es su universo entero y su madre es el centro de él. 3) Es una de las experiencias cinematográficas más memorables del 2015, y de cuya trama lo mejor esa saber lo menos posible antes de verla.

Mientras esta suele ser la norma para la inmensa mayoría de las películas, el largometraje del director Lenny Abrahamson depende tanto de que el espectador comparta las mismas emociones y perspectiva del protagonista, el pequeño “Jack” –interpretado magistralmente por Jacob Tremblay- , que abundar en los detalles de la trama sería perjudicial a su primera exposición a ella. Y mientras bien es cierto que el filme se basa en la novela homónima publicada en el 2010 y que el tráiler revela a grandes rasgos el desarrollo de la historia –como acostumbran a hacer-, este servidor tuvo la oportunidad de verlo "a ciegas" y considera que no existe mejor manera de verlo.

El guión de Emma Donoghue, autora del libro, nos introduce en este minúsculo y cerrado espacio a través de los ojos de “Jack” en el día de su quinto cumpleaños. La narración de Tremblay –quien actúa con la inusual naturalidad de un infante, sin los artificios que se suelen ver en los niños actores- nos ayuda a ver su situación desde su ingenuo punto de vista. Lo que para otros podría parecer una prisión, para “Jack” es todo lo que conoce, por lo que no tiene necesidad de más. Su mamá, -interpretada por Brie Larson en el mejor papel de su carrera- sirve como su protectora, maestra y guía dentro de esta realidad en la que a ambos se les nota bastante cómodos, al menos cuando los conocemos.

¿Por qué están ahí? Esa es la gran interrogante que aflora en la mente del público en los primeros minutos de la cinta, y ver cómo Donoghue y Abrahamson la van respondiendo, no solo conforma el misterio central de Room, sino que abre las puertas a examinar las ramificaciones de este en detalle, haciéndonos atravesar una mescolanza de emociones que van desde la más gigantesca alegría hasta la más profunda tristeza. Y todo esto es gracias, primordialmente, al poderoso dúo que componen Tremblay y Larson, a quienes se les exige someterse a difíciles y escenas dramáticas con mucha carga emocional. Ambos sobresalen con creces.

Por si esta parca crítica no lo ha dejado claro: vaya a ver Room. Luego hable de ella con alguien que la haya visto. Posiblemente lo va a necesitar.