Primero fue Liam Neeson con Taken. Luego le siguió los pasos Silverster Stallone, reuniendo en pantalla a un elenco compuesto por estrellas de acción más “mayorcitas” en las tres entregas de The Expendables. El año pasado, Denzel Washington se sumó a la moda de interpretar matones que rondan los 60 años en la adaptación de The Equalizer, y hoy, con The Gunman, Sean Penn parece haber dicho “¿y por qué yo no?”. Tomó las pesas, realizó varias repeticiones de “curls” de bíceps y también se fue a despachar maleantes genéricos en territorios internacionales.

Si bien ninguna de estas películas ha logrado igualar a Taken -la que comenzó con toda esta tendencia en el 2008-, The Gunman es al menos la primera decente que ha surgido de entre todas las copias en los pasados siete años. La razón, quizá, se deba en parte a que esta cuenta con la dirección de Pierre Morel, el cineasta francés detrás del renacimiento de Neeson como uno de los principales exponentes de acción del cine actual. Mientras su nuevo filme no cuenta con los ingredientes necesarios para propiciar una franquicia –aunque nunca dudemos de la habilidad de Hollywood para sacar secuelas de cualquier parte-, su trama es lo suficientemente intrigante como para retener la atención por espacio de dos horas, y a veces eso es lo más que se puede pedir.

Penn al menos se encarga de proveer la determinación que escasea en el libreto, basado en la novela “The Prone Gunman” de Jean-Patrick Manchette, acerca de un exsoldado de las Fuerzas Especiales que sufre las repercusiones de un asesinato clandestino que realizó en el Congo ocho años atrás. El ganador del Oscar interpreta a “Jim Terrier”, el exmilitar que padece de desorden de estrés postraumático, que ahora expía sus pecados trabajando con una organización humanitaria en África. Cuando un día tres mercenarios llegan por sorpresa para ejecutarlo, “Terrier” se ve obligado a huir y regresar a Europa para dar con las personas y las razones por las que desean matarlo.

A raíz de este misterio que impulsa la trama, The Gunman funciona más como un thriller que como una película de acción al estilo de las mencionadas anteriormente. Penn ciertamente tiene el “look” de una estrella de acción de esta nueva índole, capaz de matar ya sea por medio de armas o sus propias manos a docenas de malhechores con la misma agilidad que sus contemporáneos. Pero lo que le agrega a la producción es su habilidad histriónica para convencernos de que lo que estamos viendo es un tipo de entretenimiento un poco más serio, aunque esto no es más que una ilusión superficial.

El guión resulta más enredado de lo que debería ser, forzando al protagonista a desenredar una telaraña de conspiraciones para descubrir algo que es bastante obvio desde el principio. Esto sirve de excusa para trasladar a Penn de Londres, a Barcelona y Gibraltar, escenarios en los que se desarrolla la acción que Morel filma limpia y competentemente sin necesidad de recurrir a los excesos de cortes que interrumpen la apreciación de lo que está ocurriendo en pantalla.

Los actores que rodean a Penn si dejan mucho que desear, empezando por el tremendo Javier Bardem como un excompañero de trabajo de “Terrier”. La culpa, sin embargo, no es del artista madrileño, sino de la pobreza con la que el libreto construye su personaje, lo que fuerza a Bardem a improvisar lo que al principio aparenta ser un villano genérico pero que rápidamente se convierte en un embriagado bufón que no aporta mucho al argumento.

La triste realidad es que aún nos encontramos en el primer trimestre del año, meses en los que los buenos estrenos llegan a cuentagotas a nuestras salas. Dentro de este contexto, The Gunman sobresale gracias al reajuste en la media de calidad y, para ver a Neeson repitiendo el mismo papel en el que ha estado atrapado durante los pasados años, es mejor ver a una cara nueva tratando de hacer lo mismo.