Rara vez nos percatamos de cómo sucesos que aparentan ser insignificantes en el presente son capaces de alterar nuestro futuro tan radicalmente, de cómo la más mínima decisión podría a la larga ser la semilla de un evento trascendental en nuestras vidas, ya sea para bien o para mal. Este debate entre el destino y la casualidad es uno en el que pienso recurrentemente, como cuando tengo que virar a mi casa a buscar algo que se me quedó y me pregunto si esta acción podría significar la diferencia entre encontrarme con el conductor que se pasará la luz roja en el semáforo o llegar ileso a mi trabajo.

No es algo que me robe el sueño, solo una de esas grandes interrogantes existenciales en las que uno no debe enfocarse mucho porque de lo contrario la vida sería imposible, pero desde que vi Blind Chance por primera vez hace unos días, el filme de Krzysztof Kieslowski ha estado en constante proyección en mi cabeza.

En este largometraje de 1981 del maestro polaco –que no se estrenó sino hasta 1987 tras ser censurado por el gobierno-, el destino de “Witek” (Boguslaw Linda), un joven estudiante de medicina, depende de que este alcance un tren. Y así lo hace, dirigiéndose hacia Varsovia donde eventualmente abandona sus aspiraciones de convertirse en médico y persigue una carrera parlamentaria dentro del partido comunista que está en el poder. Sin embargo, con el paso de los años, “Witek” se ve frustrado por la dura política que persigue a los jóvenes disidentes del país, entre estos su novia, y entonces Kieslowski pregunta… ¿y si no hubiese alcanzado aquel tren?

El aclamado director y guionista retrocede en el tiempo y nos expone a los otros posibles caminos que pudo haber tomado la vida de “Witek” de haber llegado segundos más tarde a la estación. Lo vemos en el lado opuesto de la persecución política, como un militante del movimiento revolucionario, y como un médico apolítico justo en medio de los dos bandos. Sin embargo, Boguslaw Linda -en una estupenda y natural actuación- no altera su interpretación para indicar cambios en el personaje, señalando que en esencia “Witek” continúa siendo el mismo joven humilde y amable que conocemos desde su infancia a través de la extraordinaria introducción, compuesta de pasajes de la vida del joven, en la que Kieslowski ubica la cámara desde su punto de vista, como si nos estuviese diciendo que este podría ser cualquiera de nosotros.

Kieslowski, como es de esperarse, tiñe su narrativa con matices políticos que seguramente serán de mayor relevancia para los que vivieron durante esos turbulentos años de la historia polaca, mas esto no deprecia su valor para aquellos de nosotros que pecamos de ingenuos. Su argumento es uno sumamente universal, y el humanismo que siempre ha estado presente en sus obras lo lleva a trascender estas idiosincrasias regionales. Más aún, su exquisito lenguaje cinematográfico habla por sí solo, y basta con observar las maravillas que realiza con la cámara para involucrarnos en la trama.

El inolvidable e impactante desenlace es uno cargado de partes iguales de ironía y tragedia, y aquí una vez más Kieslowski apela a mis sensibilidades mediante una de mis mayores fobias. Como muy bien dijo el crítico de cine David Ehrlich, en referencia al conflicto central del filme entre el destino y el azar, “pude haber vivido toda mi vida sin ver el último tiro de Blind Chance… o, ¿quizás no?”. 

Las posibilidades de que me enviaran una copia de este Blu-ray para reseñarlo eran de una entre cuatro. Pues sí… “quizás no”.

El disco

El debut en Blu-ray de Blind Chance, presentada en su formato original 1.72:1 en resolución 1080p, es muy satisfactorio. La imagen luce limpia, estable, con colores tenues bien balanceados y una notable capa del grano del celuloide. La melancólica banda sonora compuesta por Wojciech Kilar, en la que predominan el piano y el oboe, se escucha con gran amplitud a través de los canales laterales en la nítida pista LPCM 1.0 en polaco con subtítulos en inglés.

Los extras incluyen una entrevista con el crítico de cine Tadeusz Sobolewski, quien ofrece un contexto histórico para la historia de Blind Chance desde su producción y censura hasta su eventual estreno; otra entrevista con la directora Agnieszka Holand, en la que comparte su apreciación del filme, y un resumen del material que fue censurado en 1981. El panfleto ilustrado contiene un ensayo por el crítico Dennis Lim y una entrevista realizada a Kieslowski en 1993.