Brian de Palma jamás ha ocultado su fijación por el cine de Alfred Hitchcock, pero su reverencia por el influyente cineasta británico quizá jamás fue tan evidente como en Dressed To Kill, el sórdido thriller erótico que incluso puede ser descrito como “barato” sin el más mínimo afán de ser despectivo. De Palma plasma en pantalla las fantasías más oscuras que Hitchcock tan solo podía explorar someramente, provocando esa parte oscura del espectador que secretamente es seducida por el voyerismo y los tabús carnales, mas su dominio del medio cinematográfico es de tal magnitud que logra convertir en arte lo que en otras manos resultaría grosero y pornográfico.

Considere la manera como De Palma nos introduce a su protagonista, “Kate Miller” (Angie Dickinson), una adinerada ama de casa sexualmente frustrada con su marido. La secuencia inicial parece sacada de Cinemax a las 3:30 de la madrugada: la cámara se entromete lentamente en el baño de “Kate” mientras esta se ducha y su marido se afeita. Acto seguido, la mujer comienza a masturbarse mirando a su esposo –quien al ignora- a través del cristal empañado. De Palma usa los close-up extremos para enfocarse en el cuerpo desnudo de “Kate”, prolongando estos tiros hasta que comienzan a pasar de la seducción a la incomodidad y justo ahí nos roba el aliento con la inesperada aparición de un asesino que toma a la mujer por detrás y la ultraja.

El crimen en la ducha –parte de una pesadilla de “Kate”- es tan solo uno de varios paralelismos entre el filme y el canon de Hitchcock. De Palma evoca a Vertigo en otro impecable plano secuencial en un museo, donde la mujer conoce a un extraño que posteriormente la satisface en la cama como su marido es incapaz de hacerlo. Y cuando nos creemos que la trama seguirá los pasos de “Kate”, el director da un viraje tipo Psycho con un violento asesinato que sirve para introducir a “Liz” (Nancy Allen), una prostituta que es testigo del crimen y quien acaba como la principal sospechosa de las autoridades.

El componente psicosexual característico del cine de De Palma recae en las relaciones que se desarrollan entre ambas mujeres con el psiquiatra interpretado por Michael Caine. Las conversaciones que se dan entre ellos resaltan las virtudes del guión de De Palma, diciendo solo lo necesario y permitiéndole al espectador llenar los blancos que se manifiestan en los silencios, momentos que los actores aprovechan para lucirse en su dominio del lenguaje corporal.

La filmografía de De Palma incuestionablemente ha decaído en las últimas décadas, convirtiéndose casi en una parodia de sí misma. Su maestría del lenguaje cinematográfico continúa siendo excepcional, pero sus libretos no han vuelto a estar a la misma altura de aquellos años de las décadas del 70 y 80, cuando sus obras parecían ser hijas del apareamiento entre el cine de Hitchcock, Dario Argento y Jess Franco. De estas, Dressed To Kill sin duda fue la cría más sobresaliente.


El disco

Tras resolver unos problemas de estiramiento de la imagen en la tirada original del Blu-ray, Criterion lanzó una segunda edición que presenta el clásico de De Palma en la mejor edición en alta definición que existe. El nivel de detalle es increíble, permitiendo apreciar cada rasgo en los rostros de los actores así como la quimérica cinematografía de Ralf Bode. El sonido, a pesar de limitarse al canal central, sorprende con la amplitud que exhibe su pista en inglés 1.0 PCM, brindándole especial atención a la música de Pino Donaggio.

En términos de extras, los fanáticos de De Palma deben estar preparados para servirse con la cuchara grande.

Criterion grabó cerca de 90 minutos de nuevas entrevistas con varios de los cineastas involucrados en la filmación de este clásico, comenzando, por supuesto, por el propio De Palma, quien conversa con el director Noah Baumbach acerca de la estructura del guión, el uso del sonido –en particular la memorable banda sonora de Donaggio-, las obvias influencias de Hitchcock y la controversia que generó tras su estreno, entre otros temas. Además, se incluyen entrevistas con Nancy Allen, el productor George Litto, el compositor Pino Donaggio y la modelo de Penthouse Victoria Lynn Johnson, quien trabajó como la doble de Angie Dickinson en la famosa escena inicial.


Mención aparte merece la entrevista a Stephen Sayadian, el director fotográfico del póster original de Dressed to Kill. Sayadian explica la importancia de los pósters cuando estos eran uno de los principales ganchos publicitarios, un arte que –lamentablemente- se ha ido perdiendo gradualmente en las pasadas décadas.

Defying Categories: Ralf Bode, es un nuevo featurette realizado por el cineasta Michael Apted y el artista experimental Peer Bode dedicado al trabajo del fenecido cinematógrafo Ralf Bode, quien trabajó en Dressed to Kill.

El resto del material suplementario que encontrarán en el disco ha aparecido en ediciones anteriores de la película en formato casero. Estos incluyen una comparación visual entre los diferentes cortes del filme; una apreciación de la cinta por parte del actor Keith Gordon; una discusión entre De Palma, Allen, Gordon, Dickinson y el editor Jerry Greenberg acerca de la controversia alrededor del rating de Dressed to Kill; y un cautivante “Making-of” que ofrece una reveladora mirada al proceso de filmación de varias las escenas más icónicas del largometraje.

Por último tenemos el tráiler de la película y un panfleto ilustrado con un ensayo escrito por Michael Koresky.