En la lista de “Mejores entradas de un personaje en la historia del cine”, la de Rita Hayworth en Gilda definitivamente se encuentra entre las más memorables. Usted no tiene ni que haber visto este clásico de 1946 para poder identificar la escena. La misma aparece prácticamente en todos los montajes de cine clásico que jamás se hayan editado e incluso figura en una secuencia clave de The Shawshank Redemption, cuando los presos están viendo una película en la cárcel y el personaje de “Red” interrumpe a “Andy” para no perderse su parte favorita.

Con un fugaz movimiento de la cabeza que pone a volar su cabello para revelar su radiante sonrisa, el brevísimo tiro de cámara inmortalizó a Hayworth en el séptimo arte e hizo de este sórdido film noir uno de los mayores éxitos de la época. Bajo la dirección de Charles Vidor, el guión de Marion Parsonnet y E.A. Ellington podría describirse como “extra noir”, incluso con el disparatado final feliz que se siente sumamente fuera de lugar. Los tres protagonistas son seres desagradables, egoístas y oportunistas, por lo que resulta difícil sentir lealtad por cualquiera de ellos.

La trama se desarrolla en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial. Glen Ford interpreta a “Johnny”, un criminal de poca monta que es contratado por el millonario “Ballin Mundson” (Joseph Calleia) para poner en orden su concurrido casino. Cuando “Ballin” retorna de un viaje con una nueva esposa, hace su mencionada entrada “Gilda”, pero la sonrisa con la que aparece en pantalla se desvanece rápidamente al notar la presencia de “Johnny”, con quien comparte un turbulento pasado. Lo que procede es la típica serie de engaños, esquemas y corrupción que siempre figuran entre los ingredientes básicos de todo film noir, con “Johnny” escondiendo los múltiples amoríos de “Gilda” de su jefe mientras los detalles de su antigua relación van saliendo a flote.  

Hayworth y Ford cautivan con sus interpretaciones, motivados por un despiadado desdén que se hace palpable cada vez que comparten la pantalla. Sus actuaciones poseen el magnetismo suficiente como para obviar las ineficiencias de la trama, una que va decayendo en intriga a medida que se acerca al desenlace y el inusual broche de oro con el que amarra el argumento. La dirección de Vidor, sin embargo, jamás tropieza, apoyada de una cinematografía rica en sombras que enfatizan la oscura moral que domina la cinta.

El disco

Este clásico de 1946 debuta en The Criterion Collection con una sólida presentación audiovisual que, aunque no está del todo libre de las inevitables marcas del paso del tiempo, no deja de ser la mejor versión que pudiéramos tener en formato casero. Presentada en su formato original 1.34:1, la imagen goza de bastante claridad y nivel detalle, particularmente en los close-ups. Mientras es posible notar rasguños en la copia que se usó para esta restauración en 2K, ninguna es tan crasa como para afectar la experiencia de verla. La pista de audio en inglés LPCM 1.0 se escucha limpia y sin mayores problemas fuera de las limitaciones técnicas de la época.

Los suplementos incluyen el tráiler original de la cinta, un panfleto ilustrado con un ensayo a cargo de Sheila O’Malley, una pista de comentario por parte del crítico de cine Richard Schickle y un episodio de 1964 de la serie Hollywood and the Stars enfocado en el legado de Hayworth.

Adicional a esto –y más interesante aun-, el disco contiene una conversación entre Martin Scorsese y Baz Luhrmann que gira en torno a la importancia de la película, y una entrevista al historiador del film noir Eddie Muller que se adentra en la médula de Gilda proveyendo contexto histórico del tiempo en el que fue filmada.