Kwaidan es una serie de hermosas pinturas proyectadas a 24 recuadros por segundo. El clásico de 1964 inmediatamente sobresale dentro de la filmografía de Masaki Kobayashi –una que incluye clásicos de la altura de Harakiri y The Human Condition- por dos importantes razones: primero, fue su primera película a color, y en ella el cineasta nipón se armó de su entrenamiento en las artes plásticas para convertir cada encuadre en extraordinaria obra de arte. Segundo, se trató de su única incursión en el género del terror, pero la verdad es que no necesitaba hacer ninguna más después de esta.

El guión de Yoko Mizuki adapta cuatro clásicos cuentos de Lafcadio Hearn inspirados en leyendas de la tierra de los samuráis, cada uno más fantasmagórico que el anterior. Kobayashi emplea un ritmo deliberadamente lento que pondrá a prueba la paciencia de aquellos espectadores más acostumbrados a los sobresaltos baratos del terror convencional. Sin embargo, aquellos dispuestos a sumergirse en el hipnotismo de su narrativa y en la majestuosidad de su puesta en escena, experimentarán una de las joyas del cine japonés.

La primera historia, “The Black Hair”, gira en torno a un samurái que se divorcia de su esposa plebeya para perseguir riquezas y elevar su estatus social en los brazos de otra mujer, hija de un señor feudal. Los años pasan, el dinero abunda pero la felicidad jamás llegó, por lo que regresa a su hogar encontrándolo completamente deteriorado, con excepción de su ex esposa. Me reservo el giro que da la trama en este momento, pero cabe destacar las fantásticas técnicas de maquillaje utilizadas durante el desenlace que puntualizan su escalofriante efectividad.

El próximo cuento es uno que quizá muchos conocieron a través de Tales from the Darkside: The Movie –como fue mi caso a los 10 o 12 años-, y el que fácilmente sobresale como el mejor de Kwaidan. Titulado “The Woman in the Snow”, la historia comienza con dos leñadores que se pierden en el bosque en medio de una nevada. Al borde de la muerte, ambos se topan con la aparición fantasmal de una mujer, que mata al más viejo pero deja con vida al más joven –interpretado por el primerísimo actor Tatsuya Nakadai (Ran, Harakiri)- con la condición de que nunca le revele a nadie lo que ocurrió ahí. El tiempo pasa, el falso sentido de seguridad se asienta y… pues. No es como si no se lo advirtieron.

Mientras este último es mi cuento favorito, el próximo, “Hoichi the Earless”, es el más elaborado en términos puramente estéticos. En él, un músico ciego es solicitado por un extraño para que lo acompañe hasta un lugar remoto y cante sus canciones acerca de las antiguas batallas de samuráis, ajeno a que su público se compone de los propios espíritus de los guerreros caídos que figuran en las letras. La ambientación es exquisita, con Kobayashi construyendo un tipo de limbo en el que los soldados reviven sus épicos combates cada noche mientras la música tradicional abona a la solemne atmósfera de los acontecimientos.

El último segmento podría ser catalogado como el menos memorable, pero únicamente porque los que vinieron antes fueron tan buenos. Por sí solo, es una amena fábula con la única pizca de comedia que encontrará en la película acerca de un autor que se pierde en su propia historia de fantasmas. Como con toda antología cinematográfica, algunos capítulos apelarán a unos gustos más que a otros, pero rara es aquella que logra alcanzar los niveles de maestría que Kobayashi exhibe en esta fantástica obra.


El disco

La nueva restauración en 2K del corte original de Kwaidan –que incluye sobre 20 minutos que no aparecieron en la vieja edición en DVD- luce espectacular. La rica paleta de colores se ve –presumo- tan vibrante como en 1964, haciendo uso de la resolución 1080p del Blu-ray a su máxima capacidad. En síntesis, una absoluta hermosura. La pista de audio en japonés es la original en mono PCM, pero a pesar de sus limitaciones, le hace justicia a la banda sonora del maestro nipón, Toru Takemitsu.

Los extras incluyen una nueva pista de comentario a cargo del experto en cine japonés Stephen Prince, quien no pasa el más mínimo trabajo en llenar las tres horas de duración de largometraje con valiosa información acerca de su producción así como relatos históricos que le ofrecen gran valor a la experiencia.

El disco contiene una entrevista a Kobayashi realizada en 1993 por su colega Masahiro Shinoda en la que hablan mayormente acerca de la filmación. El material nuevo también incluye entrevistas con el asistente al director Kiyoshi Ogasawara –quien trabajó en la producción de Kwaidan- y otra al catedrático en literatura Christopher Benfey acerca de la obra del autor Lafcadio Hearn, cuyas versiones de los folklóricos cuentos japoneses fueron adaptados en el filme. Por último, tenemos tres tráilers y un panfleto ilustrado con un ensayo por parte del crítico de cine Geoffrey O’Brien.