Trate de imaginarse cuán difícil debe ser para un artista con una carrera tan colmada de picos como la que tuvo el inigualable Charlie Chaplin, llegar al ocaso de su vida y sentir cómo la brecha entre él y su público se iba haciendo cada vez más inmensa. Tal fue la triste realidad en la que se encontró el versátil cineasta en 1952 cuando estrenó Limelight, su última película con United Artist, casa productora que fundo en 1919 junto a D.W. Griffith, Mary Picford y Douglas Fairbanks. Tras décadas como una de las primerísimas personalidades de la pantalla grande, la estrella de Chaplin –el eterno vagabundo- había perdido su resplandor.

Fueron muchos los factores que contribuyeron a esta situación, desde el conocido perfeccionismo de Chaplin que lo forzaba a extender el periodo de producción de sus filmes hasta la llegada del sonido al séptimo arte que de inmediato hizo ver a uno de los pioneros del cine mudo como una reliquia de una era pasada. Fuera del ámbito profesional, la imagen pública del comediante se vio fuertemente lacerada por una serie de controversias que incluyeron una demanda de paternidad y hasta persecución por parte del FBI en torno a sus posturas políticas, culminando con su destierro de Estados Unidos semanas antes del estreno de Limelight en Londres.

Ver Limelight es ver a Chaplin enfrentar este punto en el que su vida tanto personal y como artística tocaron fondo. La trama se desarrolla en Londres en 1914, donde “Calvero”-interpretado melancólicamente por Chaplin- trata de ganarse la vida a través de la comedia en los mismos salones y teatros de segunda en los que el director de City Lights y Modern Times inició su carrera. Ahogando sus penas todas las noches en una botella, el viejo payaso rescata a “Thereza” (Claire Bloom), una joven vecina de un intento de suicidio. Albergándola en su hogar, “Calvero” la ayuda a recuperarse física y emocionalmente, y con el tiempo la chica regresa a los escenarios donde alcanza la fama que tanto anhelaba.

Chaplin utiliza el paralelismo entre el ascenso y descenso de un artista –“Thereza” va hacia arriba, “Calvero, hacia abajo- para plasmar este agridulce largometraje con tonos autobiográfico en pantalla. Su guión se basa en su propia novela “Footlights” –la única que escribió-, y es fácil notar las similitudes entre su vida y la de “Calvero”, un virtuoso comediante que se ve obligado a aceptar que sus mejores días y trabajos ya son cosa del pasado.

El triste argumento no significa que la película esté falta de risas. Aunque no predominan de igual manera como en sus obras más memorables, cabe destacar la icónica secuencia en la que Chaplin comparte la pantalla por primera y única vez con su colega y “rival” Buster Keaton. Mención aparte merece la sublime banda sonora compuesta por el propio cineasta que le valió su único Oscar competitivo en toda su carrera. Limelight no será el mejor filme de Chaplin, pero ciertamente es uno que jamás podrá ser olvidado por ser uno tan cercano a la vida de este pilar del cine.


El disco

La estelar presentación de Limelight en 1952 es otro triunfo para Criterion. El filme luce estupendo en alta definición en su transferencia a 1080p que mantiene su formato original 1.37:1. Las señales de deterioro que se pudiesen notar son prácticamente invisibles y la imagen goza de la más alta claridad y nivel de detalle. El audio resulta igualmente impresionante, reproduciendo la icónica banda sonora compuesta por el propio Chaplin con suma fidelidad.

En cuanto a los extras, Criterion no ha escatimado en colmar este Blu-ray con valioso material suplementario.

Chaplin’s Limelight es un nuevo “feature” en el que el biógrafo de Chaplin, David Robinson, habla acerca de la producción del filme y pone en contexto el estreno del mismo, realizado durante una época en la que Chaplin –a raíz de sus posturas políticas- era persona non grata en Estados Unidos, país en el que no se exhibió la película sino hasta 20 años después.  

Chaplin Today: Limelight, es un programa del DVD de 2002 que abona a la controvertible imagen de Chaplin en Estados Unidos a través de entrevistas a familiares y amigos del renombrado cineasta.


La coprotagonista de Limelight, Claire Bloom, fue entrevistada por Criterion a principios de este año con motivo de este lanzamiento. Bloom rememora acerca de su relación con Chaplin, cómo este le ofreció el papel de “Thereza” y comparte otras anécdotas acerca de la producción. Por su parte, Norman Lloyd, quien también actuó en el filme, se concentra en hablar del estilo de dirección de Chaplin a la vez que ofrece detalles acerca de la relación de este con su nieta, Oona Chaplin, hija de la actriz Geraldine Chaplin.

Adicional a esto, tenemos dos cortometrajes de Chaplin –A Night in the Show (1915) y The Professor (1919); una escena que fue removida del corte final del largometraje; grabaciones de Chaplin leyendo extractos de su novela Footlights, en la que se inspiró para el guión de Limelight; dos tráilers de la película; y un panfleto ilustrado de 40 páginas con ensayos de Peter von Bagh y Henry Gris.