Con su fascinante combinación de fábulas, hechos y recuerdos, el director canadiense Guy Maddin construye en el surreal filme My Winnipeg lo que él llama “docu-fantasía”, proyecto que surgió a raíz de una solicitud del productor Michael Burns de que realizase un documental de su ciudad natal en el corazón de Canadá. Maddin aceptó hacerlo "con las muelas de atrás", y gracias a su propia necedad, acabó con algo mucho más interesante, personal y a tono con su singular estilo cinematográfico.

El propio póster del largometraje del 2007 subraya su subjetividad de dos maneras. El título lee “MY Winnipeg”, no “Winnipeg”. Y si el pronombre posesivo no lo dejó contundentemente claro, añade la frase “La verdad es relativa”. Maddin es un cineasta alérgico a los convencionalismos, por lo que hacer investigaciones y poner historiadores frente a las cámaras para el típico “blah, blah, blah” no era lo de él. En su lugar, recurrió a su memoria, a los cuentos que había escuchado a lo largo de su vida y a la tergiversación de la historia que le concede la libertad artística para crear una película en la que la realidad y la ficción coexisten tan armoniosamente que no se puede distinguir entre una y la otra.

Utilizando fotos y películas de archivo, reconstrucciones de hechos, ilustraciones, inforgráficas y animaciones, el director nos expone a la ciudad en la que nació y creció como él la ve y la recuerda. Maddin –quien funge como narrador con su sardónico sentido del humor- recorre desde las antiguas leyendas indígenas de la región hasta el pasado cercano, criticando la modernización de la urbe canadiense, particularmente la demolición del estadio de hockey que fue un invaluable escenario en su crianza. En el camino, el cineasta alude a un amplio espectro de idiosincrasias “winnipégicas”, tanto biográficas como populares. Entre ellas sobresalen las que involucran a su madre y el salón de belleza en el que pasó tantos días de su infancia, así como la emblemática secuencia en la que comparte el cuento del grupo de caballos que quedó congelado en un río.

Al no poder distinguir entre lo auténtico y lo inventado, Maddin nos captura en la realidad de su propuesta y nos lleva a aceptarla, independientemente de lo descabellada que pueda parecer. El hecho de que su estilo esté fuertemente influenciado por el cine mudo –particularmente el expresionismo alemán- hace que todas las secuencias, ya sean históricas o creadas para el filme, parezcan coexistir, abonando a la aceptación de todo lo que vemos en My Winnipeg. Sería fácil realizar una búsqueda en Internet para corroborar los datos que Maddin ofrece aquí, pero ¿para qué romper este fantástico hechizo? Como dijo Gabriel García Márquez, “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda”.

El disco

Evaluar la calidad visual del Blu-ray de My Winnipeg resulta complejo debido a la diversidad de formatos y estilos que Maddin utiliza en sus películas, intercalando material documental de diferentes épocas con el nuevo, aunque este lo añeja al punto de que no se puede diferenciar entre uno y el otro.  El director tiene una marcada fijación por el cine mudo, y este es uno de los filmes en los que utiliza el formato 1.33:1 para su puesta en escena. El resultado es una presentación que se siente antigua pero goza de un increíble nivel de detalle y un excelente balance de contraste. Con el audio es más fácil apreciar que se trata de un trabajo contemporáneo. La música de Jason Staczek, Prokofiev y Wagner acompaña la narración del propio Maddin en una pista en inglés DTS-HD Master Audio 2.0 que se escucha nítida.

Los extras son variados y sustanciosos, comenzando con una nueva conversación entre Maddin y el crítico de arte Robert Enright acerca de My Winnipeg que debe ser vista inmediatamente después de terminar el filme.

Relacionado a My Winnipeg, también tenemos un extracto de la narración en vivo del largometraje que realizó Maddin en el Toronto Royal Cinema en el 2008 junto a cuatro ensayos visuales realizados por el director y Evan Johnson acerca de idiosincrasias de su pueblo natal. Estos se titulan Puberty, Colours, Elms y Cold, y ninguno dura más de cuatro minutos.

Además, se incluyen cinco cortometrajes de Maddin con nuevas introducciones por parte del cineasta: Spanky: To the Pier and Back (2008), Sinclair (2010), Only Dream Things (2014), The Hail Runner (2014) y Louis Riel for Dinner (2014).

Para finalizar, tenemos el tráiler de la película y un panfleto ilustrado que contiene un ensayo del crítico Wayne Koestenbaum.