Uno no ve las películas de Robert Altman; uno las escucha. El oído sirve de guía al ojo. Su cámara se enfoca y desenfoca dirigiendo nuestra mirada a quiénes él quiere que prestemos atención entre las multitudes. Parecerá tan simple, tan habitual, pero ningún otro director en la historia del medio ha trabajado con repartos tan grandes con la misma maestría, metiéndonos y sacándonos de conversaciones entre muchos personajes de una escena a otra y sin que perdamos el hilo. Por algo existe el término descriptivo “altmanescas” para describir a aquellos filmes que intentan emularlo.

De todas sus obras, Nashville es la máxima muestra de su habilidad para sumergirnos dentro de un amplio número de personajes y envolvernos en cada una de sus circunstancias. En este largometraje de 1975, Altman y la guionista Joan Tewkesbury nos exponen una veintena de hombres y mujeres cuyas vidas se intersecan durante cinco días en Nashville, Tennessee, mientras se lleva a cabo un festival de música country que coincide con una campaña presidencial que recorre el área.

Entre las figuras más prominente se hallan Barbara Jean (Ronee Blakley), una cantante de country que atraviesa varios percances de salud y problemas nerviosos; Haven Hamilton (Henry Gibson), una estrella local con ambiciones políticas; la pretenciosa periodista británica Opal (Geraldine Chaplin), que se encuentra cubriendo la escena musical de Nashville para su diario; la promiscua “groupie” Joan (Shelley Duvall), quien ignora a su tía moribunda para irse de fiesta con cualquier hombre;  y el rockero Tom Frank (Keith Carradine), que contempla abandonar a su trío para perseguir una carrera como solista.

Esos son tan solo cinco personajes, pero a su alrededor gravitan muchos más interpretados por actores como Lily Tomlin, Scott Glenn, Jeff Goldblum y Karen Black. Entre todos conforman un popurrí de ideas, ambiciones, sueños, fracasos, amores y desamores que indagan en la mentalidad de la sociedad estadounidense tras el fin de la Guerra de Vietnam y el escándalo de Watergate. Al principio no es evidente la dirección en la que se encamina la trama –Altman y Tewkesbury se toman su tiempo introduciendo a todos los personajes- pero en la segunda mitad el subtexto sale a la superficie hasta concluir en un inolvidable desenlace donde todos los sentimientos expresados durante el filme alcanzan su punto de ebullición. 

Lo fascinante de Nashville, además de la manera tan magnética como Altman nos cautiva en los entornos de cada uno de los personajes, es que el filme en ningún momento demuestra preferencia por ninguno de ellos, mucho menos por sus respectivos pensamientos. Es una película tan sustanciosa y colmada de vida que invita a verse en repetidas ocasiones, ya que es imposible asimilar todo de una sentada. Da gusto volver a pasar tiempo con estos personajes cuyos nombres probablemente no recordamos, pero que al final sin duda sabemos quiénes son. 


Presentación audiovisual

La transferencia 1080p en su formato original 2.35:1 ofrece una experiencia visualmente agradable y a tono con la cinematografía más cruda y granosa típica de los años 70. La imagen no es una que inmediatamente salta de la pantalla pero la copia luce nítida, con una excelente y natural reproducción de colores y buenos niveles de contrastes.

La pista 5.1 DTS-HD Master Audio en inglés aprovecha los cinco canales para expandir el campo auditivo particularmente en las escenas musicales, mientras que el diálogo –cuya clara reproducción es esencial en toda obra de Altman- se escucha claramente a través del canal central.

Extras

El mejor suplemento es el nuevo documental producido por Criterion titulado The Making of Nashville, de poco más de una hora de duración, que se concentra en la producción del filme entrevistando a varios de los cineastas involucrados en el mismo. A continuación un extracto del documental:


La presencia de Altman se hace sentir mediante una pista de comentario que grabó en el 2000 y que se puede escuchar mientras se ve la película. Además, se incluyen tres entrevistas de archivo grabadas en 1975, 2000 y 2002, que en total suman unos 50 minutos.

El feature Behind the Scenes se le dedica a material de la filmación del largometraje, particularmente el choque en la autopista y el desenlace en la réplica del Partenón. Estos vídeos se presentan sin sonido.

El disco también incluye audio del demo que grabó Keith Carradine en las oficinas de Altman en Los Ángeles. Se puede escuchar al actor cantar tres temas que figuran en la película acompañados por imágenes de archivo.

Por último tenemos el tráiler de Nashville y un panfleto ilustrado con un excelente ensayo de la autora y crítico de cine Molly Haskell.

Nota final

Con este lanzamiento The Criterion Collection le rinde un más que merecido tributo a la que muchos consideran como la obra maestra de Robert Altman. La calidad audiovisual está a la altura de lo que se espera del sello y los extras, aunque limitados, son de gran valor. Esta edición es una de las primeras lanzadas por Criterion en incluir DVD y Blu-ray en el mismo empaque, algo que será estándar de ahora en adelante para la compañía.