Algo curioso ocurrió en dos ocasiones durante las pasadas semanas en las que estuve sumergido en la filmografía Jacques Tati, recientemente lanzada por The Criterion Collection en Blu-ray. La primera fue al principio, mientras veía la ópera prima del renombrado cineasta francés, la divertida Jour de Fete, acerca de un torpe cartero –interpretado por el propio Tati- que se ve obligado a afinar sus destrezas al descubrir los avances que sus colegas en Estados Unidos han realizado en el oficio de entregar la correspondencia. Mi hijo de siete años pasó por la sala justo cuando la estaba viendo.

“¿Estás viendo una película de Chaplin?”, me preguntó, siendo Chaplin su marco de referencia para filmes en blanco y negro. Le contesté que no, que era una cinta francesa con cierto parecido a las de Chaplin, y lo invité a verla. “Pero yo no sé francés”, me dijo, a lo que yo le expliqué que no necesitaba saber francés para disfrutarla ya que no hablaban mucho. La vio completa y no paró de reírse durante los últimos 20 minutos, en los que las características bufonadas de Tati sobresalen en una prolongada y comiquísima secuencia de persecución. “¿Podemos ver otra mañana?”, me preguntó al terminar.

Esa fue su primera exposición a Tati. La próxima no vendría hasta varios días después, pero de inmediato fui testigo del don de este maestro de la comedia para trascender edades y fronteras lingüísticas, aunque no siempre fue así. Nacido en 1907, Tati incursionó en el séptimo arte durante la década del 30 actuando en cortometrajes, varios de los cuales se incluyen en esta colección. Aunque en ellos predominaba el humor físico, muchos le requerían memorizar líneas, algo de lo que inmediatamente prescindió en gran medida una vez se sentó en la silla del director en 1947, cuando dirigió su primer corto, School for Postmen, el cual dos años más tarde reescribió y convirtió en Jour de Fete (1949), quizá su obra más hilarante en términos de risas por minuto.

Cuatro años más tarde nació el personaje que inmortalizará a Tati en el cine: “Monsieur Hulot”, un hombre de muy pocas palabras, siempre ataviado con su singular sombrero, pipa y paraguas, que se mueve con la gracia de un bailarín descubriendo un nuevo estilo de danza. La primera aparición del torpe bufón fue en Monsieur Hulot’s Holiday (1953), en la que “Hulot” disfruta de unas vacaciones playeras y Tati aprovecha para satirizar varios aspectos tanto políticos como sociales de sus compatriotas. La película fue nominada al Oscar en la categoría de mejor guión original, y el hecho de que cuente con tan poco diálogo dice mucho acerca de la concepción actual de lo que compone un buen libreto.

La sátira se tornó más aguda en los trabajos subsiguientes de Jacques Tati, comenzando por Mon Oncle (1958), su primera cinta a color y su segundo mayor logro como cineasta. En ella hace su regreso “Hulot” como el humilde tío de un niño que reside en una nueva y moderna urbanización de la Francia post-guerra, obsesionada con el consumismo y los avances tecnológicos. El director contrasta entre la geografía metropolitana y campestre, resaltando este choque entre dos mundos polarmente opuestos a través de ingeniosos chistes visuales que exponen cómo las nuevas tecnologías entorpecen el contacto humano bajo la ilusión de una comodidad que nos priva del verdadero disfrute de la vida.

Las ideas e inquietudes exploradas en Mon Oncle alcanzarían su máxima expresión en Playtime (1967), considerada por muchos –incluyendo a este servidor- como la obra maestra de Tati. La película estuvo nueve años en distintas etapas de producción y en su momento fue el largometraje más costoso en la historia de Francia, requiriendo la construcción de una mini ciudad (conocida como Tativille) con enormes edificios de acero y cristal que -a través de trucos de cámara- simularían la moderna metrópolis en la que se desarrollaría toda la acción. Una vez más “Hulot” retornaría frente a las cámaras, aunque no como protagonista. Tati estaba cansado del personaje, y del mismo modo que en sus trabajos anteriores había prescindido del exceso de diálogo, ahora quería derrumbar más paradigmas cinematográficos, comenzando por la estructura y la necesidad de un papel principal.

Playtime apenas tiene algo que se pudiera describir como una trama. La narrativa se divide entre las andanzas de “Hulot” y un grupo de turistas estadounidenses que visitan la flamante ciudad en la que los clásicos monumentos parisinos no son más que reflejos en los cristales de sus nuevos e inmaculados edificios. La tecnología abunda en Playtime, pero en lugar de exponerse como un facilitador para la humanidad, la hace ver como la causa de su robotización. Tati, sin embargo, se pone juguetón en la segunda mitad de la película, cuando el alcohol y la música inyectan jovialidad a los ciudadanos y comienzan a romper con las estrictas reglas del mundo moderno.

Trágicamente, el ambicioso proyecto de Jacquest Tati acabó siendo un fracaso taquillero –críticamente fue muy celebrado-, dejando al director prácticamente en la quiebra tras haber invertido gran parte de su fortuna en él. Tati jamás se recuperó económicamente y su nombre en su natal Francia se convirtió tóxico para posibles inversionistas. Su próxima cinta, Trafic (1971), fue costeada por productores holandeses que querían otra comedia del “Monsieur Hulot”, y eso fue lo que Tati les dio: una sátira de la sociedad moderna –esta vez apuntando sus cañones hacia la industria automotriz- pero con un tono más cínico y sin la típica alegría de sus propuestas anteriores.

El último trabajo cinematográfico completado por Tati –el director dejó un cortometraje a mitad, incluido en esta colección, que eventualmente terminó dirigiendo su hija- lo fue Parade (1974). Más que un filme, la producción hecha para la televisión sueca es un programa de variedad en el que Tati celebra el arte circense y carnavalesco que estuvo presente en su filmografía desde Jour de Fete. Malabaristas, payasos, magos y el propio Tati, como el maestro de ceremonias, deleitan a los adultos y niños congregados en un humilde estudio.

Parade fue la segunda película de Tati que vio mi hijo y esta vez se le unió mi hija de cuatro años. Al igual que con Jour de Fete, ambos llegaron a mitad mientras yo la veía, pero esta vez se sentaron a verla sin que yo se los pidiera. Lo que para mí parecía ser un final agridulce para la carrera de tan renombrado cineasta, para ellos fueron 84 minutos de carcajadas, payasadas y diversión. Las risas no faltaron mientras Tati realizaba una de sus rutinas de pantomima ni tampoco las expresiones de asombro cuando el trío de malabaristas ejecutaba uno de sus impresionantes actos. Eran dos niños viendo una cinta hecha más de tres décadas antes de que ambos nacieran, y gracias a ellos la pude disfrutar por sus virtudes y no por el lugar que ocupa en el canon del gran Jacques Tati.

Los discos

Todos los largometrajes y cortometrajes incluidos en esta colección fueron restaurados digitalmente entre el 2012 y el 2013 por Les Films de Mon Oncle. Con excepción de Playtime, que fue restaurada en resolución 4K, el resto de las obras obtuvieron un nuevo “scan” en 2K. La calidad de los cortometrajes varía de acuerdo a la condición de los originales y el año en que se hicieron, con los más viejos denotando un mayor grado de deterioro.

Con los largometrajes la presentación audiovisual es mucho más uniforme. El que más sufre las consecuencias del paso del tiempo es Jour de fete, particularmente en las escenas interiores, donde se observa a leguas el trabajo digital que se le realizó para restaurarla, disminuyendo considerablemente el nivel de detalle y “pixelando” la imagen. Monsieur Hulot’s Holiday luce mucho mejor, con una imagen estable que resalta la soleada cinematografía que adornó las vacaciones del icónico personaje de Tati.

Las presentaciones de Mon Oncle y Playtime son las más asombrosas de la colección. La primera es toda una revelación en su debut en alta definición, increíblemente colorida y detallada, tanto así como Playtime, la cual ya había sido lanzada en Blu-ray pero ahora goza de una saturación de colores más natural que la que vimos en el disco del 2009, donde lucía más azulada. Trafic se ve casi tan bien como estas dos. No ocurre lo mismo con Parade, el último trabajo de Tati, debido a que este fue producido para televisión y filmado en distintos formatos (vídeo, 16mm y 35mm), por lo que la calidad no está a la altura de la pantalla grande.

En el departamento auditivo, Playtime es la única que cuenta con una mezcla surround 3.0. El resto de las películas vienen con pistas LPCM 1.0. Todas se escuchan claramente y con perfecta definición.

En cuanto a los extras… ¡wao! ¿Por dónde empezar? La cantidad de material suplementario que Criterion ha incluido en esta edición es abrumadora, tanto así que usted podría pasar más del doble del tiempo sumergido en él que viendo los seis largometrajes y siete cortos.

El más valioso de todos los suplementos es la serie de ensayos visuales de Stephane Goudet, experto biógrafo de Jacques Tati. Con excepción del disco de Trafic, los otros seis contienen uno de ellos, abarcando toda la carrera del director francés desde sus comienzos en el séptimo arte hasta el final de su carrera. Goudet va más alla y realiza profundos análisis de cada una de las obras, adentrándose en las intenciones de Tati así como compartiendo anécdotas que enriquecen la historia detrás de las cámaras. Juntos en total suman alrededor de cuatro horas y media de material que representan el mejor curso casero que se puede tener de la filmografía de Jacques Tati.

Criterion también ha incluido versiones distintas de varios de los filmes. Tati realizó dos versiones adicionales de Jour de Fete, una con pinceladas de color hechas en posproducción y otra a color que fue filmada simultáneamente en blanco y negro. El cineasta nunca estuvo muy complacido con el aspecto de esta última y por eso no la uso en 1949, pero en 1995 recibió una restauración y ahora puede ser vista por todos. Monsieur Hulot’s Holiday también viene con una versión alterna, una más alargada que fue la que Tati estrenó originalmente antes de decidir cortarle aún más el diálogo. Mon Oncle viene con su versión en inglés, un poco más corta y con tiros alternos.

A todo lo mencionado, súmele varios documentales, más ensayos, entrevistas a cineastas que trabajaron en los filmes así como al propio Tati, introducciones a las películas hechos por admiradores del director, extractos de programas de televisión, imágenes de Tati estrenando sus películas en distintos festivales alrededor del mundo, un hermoso panfleto ilustrado con cuatro ensayos… en fin. Son cerca de 15 horas de material suplementario que, junto a las películas y cortos, fácilmente hacen de esta colección el mejor y más esencial lanzamiento en Blu-ray del 2014. Creo que con eso lo digo todo.