Imaginen mi sorpresa cuando durante la secuencia de créditos de Lord of the Flies  -un sencillo pero sumamente efectivo montaje de fotografías en secuencia que sirven de perfecto prólogo al largometraje del director inglés Peter Brook- mi esposa observa que entre las decenas de nombres que aparecen en pantalla hay un asistente de casting asignado a Puerto Rico. Una rápida búsqueda en Internet nos informó que toda la película se filmó en la Isla entre Vieques, Aguadilla y El Yunque.

Pecaré de ignorante, pero creía conocer la mayoría de las producciones más famosas que se han filmado en mi país. No tenía idea de que uno de los clásicos del cine británico, nominado a la Palma de Oro en Cannes en 1963, se rodó mayormente en las playas de la Isla Nena. Brook, un veterano del teatro, utilizó el libro homónimo de Golding como libreto y se trajo a un grupo de niños sin experiencia histriónica a nuestras playas para adaptar a la pantalla grande una historia tan fascinante como escalofriante.

Tras estrellarse el avión en el que viajaban cerca una isla tropical, poco más de una decena de estudiantes ingleses de escuela intermedia, todos varones, se ven obligados a valerse de sí mismos para sobrevivir mientras se aferran a la esperanza de ser rescatados. “Ralph” (James Aubrey), de unos 11-12 años, es el primero en intentar establecer un tipo de orden entre los niños, usando una concha como el objeto que concede turnos para hablar, e ideando un plan para crear señales de humo que puedan avisarle a barcos o aviones que requieren auxilio.

Sin embargo, el orden es lentamente reemplazado por anarquía cuando “Jack” (Tom Chapin), un niño que aparenta ser el de mayor edad dentro del grupo, quiere ser el líder y forma su propia tribu. Brook incluye en la película los puntos más importantes y relevantes del libro que se caracteriza por la visión pesimista que expresa de la humanidad, en la que ni siquiera la inocencia de la niñez se salva de los instintos violentos que yacen en el centro de la condición humana y que se exacerban dentro de situaciones extremas.

Aunque desnivelado, el trabajo de los pequeños actores es impresionante. Algunos lucen mejor que otros pero siempre se manifiestan como genuinamente como niños, aun cuando la lectura de sus líneas no sea natural. Esto provoca que los aspectos más oscuros de la historia (que se torna bastante oscura en el último actor) sean más efectivos, pues no se nota ese artificio calculado que se ve en muchos actores infantiles con experiencia.

Brook matiza el caos que va incrementando con momentos contemplativos en los que podemos ver los niños siendo niños. Son esas pequeñas escenas donde vemos la inocencia que los protagonistas irán perdiendo a lo largo de la segunda mitad de Lord of the Flies, película que, al igual que el libro, nos confronta con la peor cara de nuestra especie.


Presentación audiovisual

Tras ser parte de la selección de The Criterion Collection durante décadas, Lord of the Flies recibe un impresionante “upgrade” a formato Blu-ray que aprovecha al máximo la restauración que recibió la película recientemente. Presentada en su formato original 1.37:1, en resolución 1080p, el nivel de detalle es excelente, particularmente en los close-up donde se puede apreciar las texturas en los rostros de los niños y la naturaleza. El contraste es perfecto con excepción de las escenas nocturnas donde comprensiblemente los niveles negros no son los más profundos.

El disco contiene una pista en inglés PCM 1.0 que fue mayormente grabada en posproducción ya que el viento y los ruidos de la naturaleza no permitieron que el audio se capturara en el set. El sonido se escucha claramente aunque con esa cualidad de estudio.

Extras

El director Peter Brook, el productor Lewis Allen, el editor Gerald Feil y el cinematógrafo Tom Hollyman ofrecen una pista de comentario que se puede escuchar mientras se ve la película en la que ofrecen detalles acerca de la filmación. Del mismo modo, los interesados pueden escuchar al autor William Golding leyendo de su novela mientras observan escenas claves del filme.

En la sección de Behind the Scenes encontramos tres “featurettes” divididos en: Home Movies, Outakes y Production Scrapbook. Los segmentos, que en total suman 16 minutos de duración, contienen fotos y vídeo de la producción de Lord of the Flies y se pueden ver con los comentarios opcionales de Brook, Allen, Feil y Hollyman.

También tenemos una escena editada que gira en torno a una conversación entre Jack y Ralph antes de convertirse en enemigos. La misma también se puede ver con los comentarios opcionales de los cuatro cineastas.

El director Peter Brook protagoniza una entrevista, de 33 minutos de duración, en la que discute aspectos de la producción del lagometraje.

The South Bank Show: William Golding es un extracto de un episodio del programa británico, transmitido en noviembre de 1980, en el que el autor rememora su niñez, su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, y lo que lo inspiró a escribir la novela.

El camarógrafo y editor Gerald Feil también aparece en otra entrevista hablando sobre las dificultades que enfrentó durante la filmación en las playas y bosques de Puerto Rico.

The Empty Space es un extracto de un documental de 1975, dirigido por Feil, que se centra en la figura de Brook, particularmente su trabajo como director teatral.

De todos los suplementos, mi favorito fue el titulado Living Lord of the Flies, un segmento de 7 minutos de duración que contiene imágenes inéditas de una cámara de 8mm que Brook le dio a los niños durante la filmación de la película para que grabaran su experiencia. Las mismas se observan mientras escuchamos a Tom Gaman –quien interpreta a Simon en la cinta- leyendo de un ensayo que escribió en 1998.

Por último, tenemos el tráiler del filme y un panfleto, hermosamente ilustrado por Kent Williams, con un ensayo del crítico Geoffrey Macnab.

Nota final

Aunque pueden ver ahora mismo Lord of the Flies en el canal de Criterion en Hulu (si están suscritos al servicio), la calidad de los suplementos así  como de la presentación audiovisual es de tal altura que amerita ser añadida a cualquier filmoteca privada. No se van a arrepentir.