Una década después de protagonizar su última película, el legendario Arnold Schwarzenegger regresa al género de acción con el que se dio a conocer alrededor del mundo y que es sinónimo de su nombre. 

Para los fanáticos del actor austriaco, sus breves apariciones en cintas como The Expendables  y The Rundown en los últimos 10 años –dentro de los que estuvo fungiendo como gobernador de California– no han sido más que meras migajas, insuficientes para saciar el hambre por volverlo a ver en la pantalla grande liderando su propio filme. Independientemente de que Schwarzenegger ahora tenga 65 años, su presencia aún posee un magnetismo irresistible para quienes nos criamos con sus películas. 

Tras alcanzar el éxito en el fisiculturismo –ganando los títulos de Mr. Universe y Mr. Olympia en varias ocasiones–, Schwarzenegger comenzó a coquetear con la actuación en la década del 70. Su primer rol protagónico fue en Hercules in New York (1970). Su acento era tan fuerte que su diálogo tuvo que ser doblado en pos producción. A lo largo de esa década, tuvo pequeños papeles en cintas como The Long Goodbye (1973), de Robert Altman, y The Villain (1979), junto con Kirk Douglas. 

Sin embargo, su acento no fue un problema en su primer éxito taquillero: Conan the Barbarian (1982), ya que no tenía mucho diálogo pero sí un imponente físico y presencia escénica. A lo largo de los años 80, Schwarzenegger se transformó en una estrella cinematográfica a nivel mundial con películas como The Terminator (1984), Commando (1985), Raw Deal (1986), The Running Man (1987), Predator (1987), Red Heat (1988) y Twins (1988). Esta última demostró que, detrás de todos los músculos, el actor también poseía cierto talento para la comedia. 

La década del 90 arrancó con uno de sus filmes más reconocidos: Total Recall (1990), del director Paul Verhoeven. Pero la que muchos considerarían como su mejor película estrenó un año después. Terminator 2: Judgement Day se convirtió en la cinta más taquillera de 1991 y una de las secuelas más exitosas en la historia del cine. Schwarzenegger se reunió con el director James Cameron por tercera ocasión tres años después en la tremenda True Lies (1994). 

Las siguientes incursiones del actor en la comedia no probaron ser tan buenas como Twins. Junior (1994) y Jingle All the Way (1996) no gozaron de buenas críticas, mientras que su papel como “Mr. Freeze”  en Batman & Robin (1997) es quizá lo único memorable de esa debacle, considerada como uno de los peores filmes de esa década. End of Days (1999), The 6th Day (2000), Collateral Damage (2002) y Terminator 3: Rise of the Machines (2003) fueron los últimos papeles protagónicos de Schwarzenegger antes de incursionar en la política. Todos fueron inmediatamente olvidables. 

Ahora, Schwarzenegger regresa al cine con The Last Stand como un viejo sheriff de quien depende la detención de un peligroso fugitivo que pretende cruzar la frontera hacia México. A simple vista, la película podría verse como otra desechable oferta de acción, pero sería erróneo ignorar que en la silla del director se sienta Kim Jee-Woon, el cineasta surcoreano a cargo de las excelentes The Good, the Bad, the Weird (2008) y I Saw the Devil (2010). Este detalle, en combinación con el regreso de Schwarzenegger, hacen de The Last Stand una visita obligatoria al cine.