La película de animación Condorito, la más cara de la historia del cine peruano, se estrena esta semana en los cines de más de diez países de habla hispana como “un intento por rescatar al recordado personaje del cómic chileno, y que no muera”, aseguró su productor, el peruano Abraham Vurnbrand.

Para el productor de esta cinta de $8 millones, llevar al cine por primera vez a uno de los personajes de cómic más queridos de Latinoamérica se hacía necesario, “en un momento en que sus plataformas tradicionales, como las revistas y los periódicos, pasan por una severa crisis”.

“Si ‘Condorito’ no actualizaba su contenido y se cambiaba al formato digital y a la animación, yo creo que estaba condenado a morir”, explicó el productor peruano.

Con varios de los personajes de la tradicional historieta chilena, la primera cinta del popular pajarraco trata de cómo este comete un error involuntario que hace que su suegra, “Doña Tremebunda”, sea secuestrada por alienígenas.

Pese a la mala relación que “Condorito” mantiene con su suegra, él tendrá que viajar al espacio e intentar traerla de vuelta para así recuperar el amor de “Yayita”, hija de “Doña Tremebunda”.

Con una producción de cuatro años, el filme de Condorito está dirigido por el británico Alex Orrelle y el peruano Eduardo Schuldt y se proyectará inicialmente en 1,700 salas de Latinoamérica, con el objetivo de llegar a un público familiar e infantil.

“Si bien hay muchos de los antiguos gags, el objetivo es llevar a Condorito a una nueva generación, a un público infantil, que no conocía del personaje”, sostuvo Vurnbrand.

Por ello, el esfuerzo de la producción ha sido hacer de “Condorito” un personaje más apto para todos, por lo que en el guion se ha optado por “bajar el tono pícaro y conductas de burla hacia otros”.

“Hay algunas cosas que hemos tenido que cambiar para hacer un ‘Condorito’ más internacional y más aceptado”, señaló el productor peruano.

“Condorito” es una creación del historietista chileno René Ríos Boettiger (Pepo), y fue publicado por primera vez en 1949, haciéndose muy popular en toda Latinoamérica por sus expresiones como “¡plop!” y “¡reauta!”, su pasión por el fútbol y sus ocurrencias en su pueblo de Pelotillehue.