“¿Tú eres feliz?”

Es una pregunta sencilla. Se puede contestar con tan solo dos letras. Un “no” abriría las puertas a más y mayores interrogantes, mientras que un “sí” debería ser un "alto" para cualquiera que intentase atentar contra ella. 

Cuando la misma se postula en Extra Terrestres –ópera prima de la directora puertorriqueña Carla Cavina, que estrena hoy en la Isla-, se hace dentro de un núcleo familiar tras varias semanas cargadas de estrés, preocupaciones y malos ratos, comparables en magnitud a los que atravesamos todos en algún momento, propiciados por antiguos rencores, mentiras, secretos o pura necedad. Varios de los personajes ocultan algo, algo que los hace felices, pero la dicha propia no siempre es compartida, incluso por aquellos para quienes debería significarlo todo.

El largometraje aspira a enmarcar estos problemas humanos y terrenales dentro de la caótica infinidad del cosmos. Lo primero que se observa en pantalla es una estrella lejana a punto de estallar, seguido por un fugaz viaje intergaláctico que termina en la Tierra, donde la astrofísica “Teresa Díaz” (Marisé Álvarez) observa la futura supernova desde un observatorio en Tenerife.  La mujer boricua, que se marchó hace siete años de la Isla, regresará ahora para informarle a su familia que se casa con su colega, “Daniela” (Prakriti Maduro).

Ninguno de ellos, sin embargo, está al tanto de su homosexualidad, y su papá, “Arcadio” (Sunshine Logroño), aún resiente el que ella haya abandonado el negocio aviario de la familia que ahora se ve en riesgo de colapsar por culpa de las maquinaciones políticas para favorecer a una importadora estadounidense de pollos. De inmediato es evidente que “Teresa” no escogió el mejor momento para confesarle a su conservador padre su amor por otra mujer.  

Cavina ha descrito su filme como un “western, sci-fi, family drama”, y aunque tiene elementos de los primeros dos –pinceladas estéticas, como el “look” de ranchero de “Arcadio” o las intercaladas interrupciones  con imágenes compuestas de efectos digitales que muestran los astros y las estrellas- es en el último de estos géneros donde principalmente y mejor se desarrolla. La relajada atmósfera dentro del hogar de la familia “Díaz” –aun dentro de la crisis que enfrentan- le da a la película un aire de película europea, en la que el enfoque está en las relaciones interpersonales y cómo estas se ven afectadas por su entorno sociopolítico.

Solo cuando la atención se le dedica a la subtrama del sobrino de “Teresa” -un niño brillante pero introvertido, que anda a la deriva tanto en las inmediaciones de su hogar como en el filme como tal, mayormente ignorado por el resto de los personajes hasta que sirve de gancho sentimental en el desenlace- es que la película tropieza narrativamente. Por fortuna, el menor nunca se convierte en una parte esencial del argumento, aunque esto le da mayor relieve a sus recurrentes apariciones. 

Los actores en general realizan un sólido trabajo en lo que en esencia es una pieza de elenco, sin que ninguno brille más que el otro. Marisé Álvarez -a quien se le conoce mayormente por la comedia- deja el deseo de verla encarnar más roles dramáticos de tan bien que lo hace. Mención aparte merecen también Yamil Collazo como el hermano de “Teresa”, el encargado de darle la chispa cómica al largometraje con la ayuda de Laura Alemán, quien hace de la hermana, y la actriz venezolana Elba Escobar, como la madre, quien tiene a su cargo un hermoso número musical que marca el clímax emocional de la mejor secuencia de la película.