La meca del cine dirigiere hoy como puede el mal trago de los fallecimientos de Robin Williams y Lauren Bacall, dos estrellas del celuloide cuyo repentino adiós esta semana recordó a otras muertes que sacudieron la industria del entretenimiento de forma consecutiva.

El lunes, el comediante Williams, de 63 años, aparecía ahorcado en su domicilio californiano. El martes, Bacall, de 89 años e icono de la edad dorada de Hollywood, perdía la vida en Nueva York víctima de un derrame cerebral.

Ambos eran artistas respetados en el gremio, con carreras muy diferentes y muy famosos, si bien, como suele ocurrir en las historias con varios protagonistas, uno acaba acaparando la atención y eclipsando al resto. Esto es aplicable también cuando de morirse se trata.

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El deceso de Williams cazó totalmente por sorpresa al mundo del cine y a la prensa. Las circunstancias en las que se produjo, un aparente suicidio, contribuyó de forma notable a generar un estado de conmoción dentro y fuera Hollywood.

En pocos minutos reconocidos artistas recurrieron a las redes sociales para expresar sus condolencias e incredulidad, las televisiones pusieron en marcha su maquinaria mediática en busca de exclusivas, testimonios de los fans a pie de calle, y emitieron sus particulares tributos.

"Te echaré de menos más allá de lo que se puede medir", comentó Kevin Spacey. "Pérdida trágica", dijo Zoe Saldana, mientras que Zachary Quinto y Anna Kendrick rememoraban una de las frases más conocidas de la filmografía de Williams "O Captain!, My Captain!", poesía de Walt Whitman recitada en "Dead Poets Society" (1989).

En Twitter proliferaron también imágenes de gente anónima subida encima de mesas, como en la escena de ese filme en la que se recita el poema, a modo de homenaje.

Al día siguiente, cuando se supo del fallecimiento de Bacall, los pésames de famosos en Twitter se hicieron de rogar y fueron considerablemente menos numerosos que con Williams, un actor del Hollywood contemporáneo con el que muchos artistas tenían una relación personal.

Bacall, la viuda de Humphrey Bogart, coetánea de Marilyn Monroe, actriz de leyenda del cine en blanco y negro, fue despedida de forma más discreta. Hoy respetuosos obituarios pueblan los periódicos mientras que en internet las noticias sobre Williams aún acaparaban las listas de más leídas.

Barbra Streisand publicó hoy en su página web sus condolencias por ambas pérdidas, aunque en su caso más centradas en Bacall, a quien tuvo el "privilegio" de conocer, a la que dirigió y con quien actuó ("The Mirror Has Two Faces", 1996) y consideró su amiga.

"Ella era un original. Se la echará de menos incluso aunque podamos visitarla una y otra vez en todas aquellas maravillosas películas", comentó.

Algo parecido a doble duelo por Williams y Bacall ocurrió el 25 de junio de 2009, un día que comenzó en Los Ángeles con la presagiada muerte de la televisiva Farrah Fawcett. La actriz de "Charlies Angels" sucumbía víctima del cáncer.

A media mañana, cuando las imágenes de Fawcett copaban los medios de comunicación y se preparaban tributos y entrevistas a sus conocidos, se informa del fallecimiento de Michael Jackson y todo cambió. Igual que con Williams, fue inesperado y en extrañas circunstancias.

Si Williams eclipsó a Bacall, Jackson eclipsó a Fawcett.

Otro citado ejemplo de estrella del cine cuyo final no tuvo la repercusión que hubiera sido de esperar por razones similares fue Groucho Marx. El genial cómico que marcó una época junto con sus célebres hermanos murió el 19 de agosto de 1977, apenas tres días después de la prematura desaparición del "rey del rock", Elvis Presley.

Al igual que Williams y Jackson, Presley, que tenía 42 años, fue hallado en su casa, en extrañas circunstancias. En su caso, consumido por los tranquilizantes y estimulantes.

Casos de muertes coincidentes son los de Federico Fellini y River Phoenix (31 de octubre de 1993), Sammy Davis Jr. y Jim Henson (16 de mayo de 1990), y Orson Welles y Yul Brynner (10 de octubre de 1985), mientras que Robert Mitchum y James Stewart fallecieron en días consecutivos (1 y 2 de julio de 1977), lo mismo que Peter OToole y Joan Fontaine (14 y 15 de diciembre de 2013).