Ni Gareth Edwards, director de "Rogue One", conoce el significado exacto de este título (mandan Lucasfilm y Disney, no él).

 O quizá juega al misterio. 

Pero es posible que las palabras "Rogue One" tengan estas connotaciones: 

1) Se trata de un código de batalla del bando rebelde; y 2) algunas traducciones de 'rogue' son 'pícara' o 'descarriada', lo que puede referirse a una trama que se sale del tronco narrativo sobre el clan Skywalker para centrarse en Jyn Erso (Felicity Jones), una díscola reclutada por la Alianza Rebelde para que se sume a la misión de robar los planos de la Estrella de la Muerte. La cinta ocurre en un tiempo en el que la fuerza del lado oscuro de Darth Vader está en su plenitud.

Gareth Edwards supo mezclar con tino suspenso y espectáculo en "Monsters" (2010) y "Godzilla" (2014). ¿Habrá podido dotarle de escenas con brillo propio a "Rogue One"? Porque si algo le faltó a "El despertar de la Fuerza" (2015) fueron acciones que destaquen por su originalidad, una carencia que fue compensada por su ritmo anfetamínico y batallas sin tregua.

Placer culposo

"Rogue One" no es el primer 'spin-off' de "La guerra de las galaxias". Tampoco inauguró esta vertiente la naif "La caravana del valor" (1984). La pionera del rubro se llama "Star Wars Holiday Special" (1978). Esta es, de lejos, la peor película de la franquicia, pero por esta misma razón la cinta exhibe un encanto arrollador y un glorioso sentido del humor involuntario.

En este especial para la televisión aparece la familia de Chewbacca, conformada por su papá Itchy, su esposa Malla y su hijo Lumpy. Ellos se preparan para celebrar el Día de la Vida, una festividad muy parecida a la Navidad.

Impresiona la mezcolanza de la cinta: hay escenas gastronómicas (la esposa de Chewbacca sigue una receta por la TV), animaciones, canta una banda que parece una parodia y abundan los efectos que rozan el delirio.

Durante décadas, "Star Wars Holiday Special" fue borrada del mapa. Hasta que apareció Internet.