Nueva York.- ¿Cuál es el secreto de Ryan Gosling para mostrar ese aplomo en pantalla, para desarmar y provocar con su sola presencia?

"Sólo intento no pestañear", dice el actor riéndose de sí mismo.

Pero su asombrosamente comunicativa quietud, junto a una vulnerabilidad sensible, gran dedicación y bueno, también sus cualidades físicas, han hecho de él uno de los más grandes astros del planeta, un querido ídolo de una nueva generación. Y este es precisamente el único papel que lo incomoda.

En una entrevista reciente con The Associated Press, Gosling no transmitió esa seguridad sobrenatural que lo caracteriza. Más bien habló con la incertidumbre y autocrítica de un actor aún en desarrollo que busca encontrar su punto de apoyo en una profesión ilusoria.

Próximo a dirigir su primera película, está deseoso de dar un paso atrás justo cuando el público no se cansa de verlo.

"Lo he estado haciendo demasiado tiempo", dice de actuar. "He perdido la perspectiva. Creo que es bueno que me tome un descanso y revalúe lo que estoy haciendo y cómo lo estoy haciendo. Creo que esta es probablemente una buena manera de aprender al respecto. Necesito un descanso de mí mismo tanto como el público, me imagino".

Pero antes, sus seguidores podrán verlo en dos nuevas películas de próximo estreno, empezando por "The Place Beyond the Pines", su segunda colaboración con el director Derek Cianfrance, cuyo crudo retrato de un amor decadente en "Blue Valentine" fue una de las primeras muestras del talento de Gosling para sumergirse en un personaje.

En "The Place Beyond the Pines", que se estrena de manera limitada el 29 de marzo, Gosling da vida a un motociclista tatuado en un circo rodante que, al visitar a un viejo amor (interpretada por su novia en la vida real, Eva Mendes), se entera de que es el padre de su pequeño hijo, un descubrimiento que lo lleva a un despertar y al mismo tiempo a una necesidad desesperada de mantener al menor. Con un amigo más experimentado (Ben Mendelsohn), decide asaltar bancos en Schenectady, Nueva York. Su historia compone la primera sección de un tríptico conectado por un incidente violento que resuena por generaciones.


"Una de las cosas que en cierto modo me dio la clave para este personaje fue que exageré totalmente con los tatuajes", dijo Gosling, quien en la cinta tiene una lágrima tatuada bajo su ojo izquierdo. "Le dije a Derek, 'Tengo que quitarme este tatuaje de la cara. Es el peor. Distrae demasiado y lo va a echar todo a perder'. Y él me dijo, 'Bueno, estoy seguro de que así es como se siente la gente con tatuajes en la cara. Así que ahora tienes que pagar las consecuencias de tus actos'. Tuve que hacer toda la película con eso y ahora verlo en afiches. Me dio un sentido de vergüenza que siento era inherente al personaje".

Gosling es atento, elocuente incluso, al hablar sobre su actuación, pero menos intenso y más ligero de lo que sus palabras lo hacen sonar.

Hijo de padres divorciados de religión mormona y clase trabajadora en Ontario, Canadá, empezó a actuar a los 8 años y ahora, con 32, tiene más de dos décadas de experiencia. Fue parte del "Club de Mickey Mouse" junto con otros artistas que alcanzaron la fama como Justin Timberlake, Britney Spears y Christina Aguilera. Y desempeñar papeles secundarios a los de ellos lo condicionó, dice, a considerarse un jugador de equipo y un actor de carácter.

"Hay mucha presión para ser el protagonista de una película", expresó. "Lo he hecho. No es mi modo preferido de trabajar".

Gosling saltó a la fama en el 2001 con "The Believer", en la que interpretó a un adolescente neonazi. Su popularidad alcanzó otro nivel con "The Notebook", la cinta romántica de 2004 que estelarizó con Rachel McAdams y que hizo de él un auténtico rompecorazones.

"Al estar en una película como esa, cambia la percepción que la gente tiene de ti", dice. "Pero eso no hace que sea real".

Desde entonces, ha evitado ampliamente el camino convencional al estrellato que a muchos en Hollywood les gustaría verlo seguir. Ha trabajado en cintas independientes naturalistas como "Half Nelson" (por la que fue nominado a un Oscar como un profesor obstinado pero decente en un barrio pobre) y la excéntrica comedia "Lars and the Real Girl" (en la que dio vida a un loco introvertido que anda con una muñeca tamaño real a la que llama su novia).

Se mantuvo atípicamente activo en el 2011 con tres papeles variados: secretario de prensa idealista en "Ides of March" de George Clooney; mujeriego afable en "Crazy, Stupid, Love" (un raro vistazo a un Gosling pulido y alegre); y chofer de escapadas callado y capaz en "Drive".

"Ryan era capaz de expresarlo todo sin palabras", dijo el director de "Drive", Nicolas Winding Refn, quien también lo dirige en "Only God Forgives", a estrenarse en mayo. "Iba más allá del habla. Sus movimientos, su postura, sus ojos, sus ideas pueden contar una historia".

Gosling suele meterse de manera obsesiva en la piel de sus personajes. Para "Lars and the Real Girl", vivió con la muñeca. En "Blue Valentine", se quedó en una casa en Scranton, Pensilviania, con su esposa en la cinta, Michelle Williams, por un mes. Y para "Pines", aprendió a montar con destreza su motocicleta, que conservó y que sigue usando.

Admite que intenta mantenerse "hiperenfocado" para protegerse del "ambiente seductor" del plató cinematográfico, pero niega seguir algún método actoral específico: "No sé lo que estoy haciendo", afirma. "No he logrado conseguir el equilibrio entre poder meterme en un personaje y después poder salir".