Nueva York.- Mucho antes de convertirme en crítico y escritor de cine, fui un adolescente que conducía por Garden State Parkway con un casco de Soldado Imperial, preguntando a los trabajadores de las casetas de cobro si habían visto a dos androides.

No sé qué supone esto para mi relación con "Star Wars" y su próxima secuela "El despertar de la fuerza" ("The Force Awakens"), que es una mezcla de emoción infantil y desesperanza adulta. Lo que sí sé es lo difícil que es conducir un auto de transmisión manual con un casco de Soldado Imperial, y que los trabajadores de las casetas de cobro de New Jersey son difíciles de sorprender.

Mientras "El despertar de la fuerza" se abre paso hacia las salas, los espectadores y críticos de varias generaciones deberán lidiar con una fuerza cultural tan grande como la Estrella de la Muerte, cuya potencia cinematográfica es vista tanto como una fuente maléfica del frenesí actual de Hollywood por las grandes franquicias y enormes producciones, como la expresión más perfecta de una gloriosa pasión por el cine que supera el tiempo, las ganancias y las decepcionantes precuelas.

Para un puñado de personajes un tanto cursis e impersonales, "Star Wars" inspira reacciones curiosamente personales. Provoca unos se disfracen de Wookiee y que otros a rechacen a toda la industria como algo infantil. Desde el debut en 1977 de "Una nueva esperanza", se ha convertido en un rito generacional no solo ver la saga, sino también establecer una relación con todo lo que la rodea, ya sea en feliz sincronía o en rebelde oposición.

"Star Wars" hizo, y cambió la historia cinematográfica y cultural, y cualquiera que quiera encontrarle sentido a cualquiera de esas cosas debe aceptarlo", dijo el crítico Glenn Kenny en "A Galaxy Not So Far Away: Writers and Artists on Twenty-Five Years of Star War".

"Star Wars" no cambió el cine por sí sola. Pero más que cualquier otra película, anunció la era de las grandes producciones que siguió a los filmes de la década de los 70, un cambio continuo en la industria que aumenta con cada nueva cinta de superhéroes.

El propio George Lucas diversificó la división que llegó a personificar. Luego de su éxito en "American Graffiti", que escribió, su amigo Francis Ford Coppola lo quería para dirigir "Apocalipsis Now". (Tomen un momento para contemplar ESE universo paralelo). En su lugar, Lucas estaba ocupado con su guion de "Star Wars", un proyecto del que pocos esperaban algo y que Universal Studios rechazó antes de que 20th Century Fox le pagara para desarrollarla.

Pero para sorpresa de todos, incluyendo Lucas (que negoció fortuitamente la secuela y los derechos de comercialización), la película a la que calificó de "'El golpe' en el espacio exterior" fue un éxito que se mantuvo en el primer lugar de taquilla más de 40 semanas después de su estreno.

Muchos críticos observaron su ascenso con recelo. Pauline Kael dijo de la película que era "una caja de Cracker Jacks con puros premios". John Simon escribió: "Un aburrido nuevo mundo".

Todas las ganancias impulsaron a las salas múltiples construidas en la década de 1980. Sus paredes retumbaban con el propio sistema de sonido de Lucas, THX, y proyectaban incontables escenas de acción diseñadas por la empresa de efectos de Lucas, Industrial Light and Magic.

Muchas de las fuerzas que Lucas abrió — el poder de mercadotecnia, las franquicias, el fandom — definen a la industria cinematográfica actual. Paul Schrader, guionista de "Taxi Driver" de 1976 y "Raging Bull" de 1980, alguna vez dijo que "Star Wars" fue "la cinta que se comió el corazón y el alma de Hollywood".

Sin embargo, "Star Wars" fue parte de una tendencia mucho más extensa, y tal vez imparable. Le siguió a las películas de James Bond y a "Jaws" (la primera película con estreno masivo) de Steven Spielberg. "Superman: The Movie" se estrenó un año más tarde.

"El despertar de la fuerza" se encuentra ahora en un ambiente mucho más competitivo entre grandes superproducciones, solo uno más de los activos de la cartera de Walt Disney Co., que adquirió a Lucasfilm por 4.050 millones de dólares — un hogar adecuado ya que Lucas consideraba a "Star Wars" una "película de Disney".

Al heredar el imperio de Lucas, el director J.J. Abrams — un adulto que en su infancia quedó fascinado por "Star Wars" — no intenta redefinir la costumbre de ir al cine. Su "El despertar de la fuerza" es más un proyecto de restauración: una mezcla de lo nuevo y lo viejo; efectos especiales a la antigua, con un elenco más diverso. Junto con la vieja guardia de Han Solo y Luke Skywalker, los nuevos personajes so un atractivo para los nuevos seguidores.

"Era la idea de lo que sería esta nueva generación, dado que se alzan sobre los hombros de personajes que conocemos desde hace años", dijo Abrams en una entrevista previa. "Cómo su historia se volvió la historia que conocemos".

"Star Wars" pertenece a los jóvenes. El nuevo capítulo de la saga será escrito por una generación que seguidores que lo saben todo sobre la franquicia y que pueden pedir sus entradas con antelación sin tener que hacer fila, y críticos que crecieron a la sombra de "Star Wars" __ algunos de ellos que incluso saben qué rápido puede cruzar Han Solo el corredor de Kessel.

"¡12 parsecs!", exclama este escritor, con más orgullo que vergüenza.