Había una vez un productor que cuando no le gustaba mi opinión en esta columna me atacaba despiadamente  por las redes sociales y sus seguidores le hacían coro. A través de Twitter me enviaban  toda clase de insultos con la intención de ofenderme y provocarme. Confieso que el hostigamiento cibernético me drenaba en algunas ocasiones, pero en ninguna de ellas sucumbí a la tentación de responder el bombardeo. Solo una vez estuve a punto de darle reply a un mensaje,  pero lo curioso es que no fue porque la persona que lo envió  me ofendiera, sino porque me dio gracia su comentario que decía: “Mira, -nombre del productor-, no le hagas caso a esa periodista que es gordita y tiene la boca virá”. ¿Eeeen seeriooo? ¡Descubrió América! 

Lo que me mató de la risa es que de todos los textos, ese era el único que decía la verdad y no entendí por qué se suponía que me ofendiera... Consideré  explicarle a esa persona que, en efecto, no solo tengo la boca virada sino un lado completo de mi cara porque sufrí una parálisis facial durante mi embarazo que me dejó así. Pero me arrepentí porque me di cuenta que  no merecía más que me riera de su ignorancia. Y además, no tenía excusas que darle para lo de ser gordita...  

Les hago todo este cuento porque me acordé de esa anécdota personal cuando vi la participación de Drew Lynch en el programa  America’s Got Talent (AGT) de NBC. El joven de 23 años  padece de una tartamudez crónica a consecuencia de un golpe que recibió en  la garganta con una bola de sóftbol. Antes de sufrir ese accidente, se había mudado de Indianapolis a Los Ángeles para perseguir su sueño de ser actor de Hollywood, algo que pensó ya no sería capaz de lograr. Y es que  su condición es tan severa que a veces tiene que hacer más de cinco intentos para completar una palabra. Sin embargo, este muchacho decidió no claudicar y  encontró una manera de retomar sus metas: ¡reírse de sí mismo!

Drew Lynch audicionó en AGT como stand up comedian con una  rutina  basada en su condición como tartamudo y los estereotipos de la gente frente a personas  discapacitadas.  Su acto fue doblemente impresionante, porque , con lo difícil que es hacer este tipo de comedia, él logró arrancar carcajadas y al mismo tiempo dio una gran lección que provocó lágrimas.   Con su presentación, durante la que mantuvo una contagiosa sonrisa, encantó al público y al jurado, que apretó el botón dorado para que fuera directito a la semifinal. 

Ya en esta etapa,  Drew volvió a  conquistar a la teleaudiencia, que le dio su voto para que pasara a la ronda final del popular reality show.La competencia está dura, y habrá que ver si   resultará  ganador,  pero lo cierto es que esta chico ya cumplió una misión en su vida demostrando que es más fuerte  que los que en algún momento han tratado de menospreciarlo por ser tartamudo. Demostrando que la risa es una fuerza sanadora y que es más poderosa que un insulto. Para mí, él ganó...