Así escribió Edmundo Disdier en su canción Borinquen  en el 1973. Este boricua de pura cepa, nacido en el pueblo de Patillas allá para el 1927, supo pintar de música las más nobles expresiones y emociones de los corazones de aquellos amantes de la buena música.  Con la triste noticia de su partida de este plano terrenal para viajar al jardín de la otra orilla, como decía Krishnamurti, comienza la leyenda de un hombre noble que a través de sus letras y melodías se dio a conocer por los rincones de este universo nuestro.

No tenía límites a la hora de componer. Su excelsa musa quedaba inmersa en boleros, tangos, pasodobles, áreas de zarzuelas, guarachas, fox trots y música navideña.  Con cada palabra, Edmundo era una especie de imán de emociones, propias y ajenas.  Sabía conmover, alegrar, convencer o hacer soñar. Desde los trece años, cuando su familia se estableció en Yauco, Edmundo -quien era un excelente tenor- llevaba serenatas a las muchachas del pueblo.  En la década de los años 40, con un Puerto Rico noble, sano y un tanto inocente, comienza su legado junto al trío Universitario. Allí surgen canciones inolvidables como: Amargo despertar, Recuerda y En primavera. 

“Llegó la primavera, llegaste tú junto con ella”

Artistas como Gilberto Monroig, Tito Lara, Los Hispanos, Danny Rivera, Lucecita, Chucho Avellanet,  Carmen Delia Dipiní, Felipe Rodríguez, Davilita, Tirso Guerrero, Marco Antonio Muñiz, Los Cuatro Ases,  el Trío Vegabajeño, Sonia Noemí González,  Los Kintos, Los Murcianos, Cheíto González, Migdalia Batiz, Elio Rubio, Nydia Caro, César Hernández, Diana Oliva Valle, Carmín Vega, Carmen Nydia Velázquez, José Juan Tañon, Lou Briel, Trío Bahía, Alba Rosa Castro, Jacqueline Capó, Rafael Disdier y, por supuesto, este que les escribe, han interpretado su música a través del tiempo. Estoy seguro que cada artista boricua que se respete (solistas o tríos) tiene en su repertorio piezas de Edmundo Disdier.  De igual forma, su música ha sido grabada y perpetuada para la posteridad por muchos artistas importantes en tierras distantes.

Títulos como: Beso loco, Máscara, En esto de querer, Lamento de un poeta, Verdad y mentira, Quisiera reír, Un payaso, Error de juventud,  Perlas blancas, Rosas y estrellas, Mirando al cielo, Díme, Roja flor, Tu secreto, Ansias locas y Canto al amor son algunas de las más de 300 melodías escritas por este gran músico nuestro.  

Hace algún tiempo tuvimos la dicha de presentar su exaltación al Salón de la Fama de la Música, ocasión en que compartimos sus melodías cuando en unión a Carmen Nydia Velázquez, José Juan Tañón y el maestro Cuqui Rodríguez, realizamos una bohemia con sus canciones en dicho espectáculo.

“Como un verde pañuelo tendido sobre el negro carbón de la noche, el cristal de los cielos se pinta de Navidad”

Dentro de ese maravilloso legado de Edmundo, además de su música quedan muchos de los programas que realizó para WIPR Televisión. Allí, en el archivo de imágenes Angel F. Rivera, se conservan Tríos en el Seis, Borinquen y su música y varios programas que honran su historia y legado.

“Sin saber que es un error pretender lo que se quiere ser sin ser”

A Edmundo Disdier lo extrañaremos siempre. Autores con tan buen gusto, una lírica simple pero profunda, un profundo amor por la patria, por la mujer, por las montañas y sobretodo por el sentimiento e inspiración que sirvió de espejo a las pasiones, a las alegrías e, incluso, a las tristezas de un amor frustrado o no correspondido. Gracias Edmundo por ser el retrato de nuestras emociones dichas en verso. 

“Bella mi patria querida, bella Borinquen del alma, eres la hermosa esmeralda en la pupila azul, bella de nuestro mar”

Tu ausencia debe servirnos de motivación para rescatar la lírica perdida en las mediocridades y banalidades de un modernismo que perdió la belleza, la línea melódica  y la sutileza para ahogarnos en una supuesta realidad amarga que no es compartida por todos.  A ti te digo, hasta siempre querido amigo. Vivirás en la garganta de todos los que amamos una canción sentida.  ¡Hasta pronto!

 “Tu ausencia 

debe servirnos de motivación para rescatar la lírica perdida en las mediocridades y banalidades de un modernismo que perdió la belleza,

 la línea melódica 

 y la sutileza...”