A mediados de la década del 1960 llegaron a Puerto Rico tres maravillosos bufos españoles llamados Gaby, Fofó y Miliki. Traían consigo la experiencia, la alegría y la certeza de que su amor por el circo y los niños los harían parte de cada hogar boricua. 

Para Gabriel, Alfonso y Emilio Aragón, su vida, su cuna y sus recuerdos estaban ligados al mundo circense en donde nacieron gracias a sus padres y abuelos.  Comenzaron en España allá para el 1939. Para ese entonces se llamaban Gaby. Fofó y Emilín. Posteriormente, Emilio cambió su nombre a Miliki y en 1946 se despiden de su España para viajar a América.   Partieron rumbo a Cuba, donde tuvieron su primer encuentro con la televisión en el 1949.  Su éxito fue inmediato. Eran buenos músicos, cantaban, hacían chistes y los niños enloquecían con sus ocurrencias. Sus programas, gracias al kinescopio (el único medio entonces para grabar programas de televisión)  comenzaron a verse en otros países.  Como el videotape no se inventaría hasta el 1956, estos programas llegaban como una película de 16 milímetros a los países latinoamericanos.  Así pues, cuando en 1954 llegó la televisión a nuestro país, comenzaron a llegar de Cuba programas como los de Olga y Tony y los payasos españoles.

En el 1965 irrumpieron en la pantalla de Telemundo con sus canciones, sus ocurrencias y esa alegría de una familia que trabaja unida para ver sonreir a su mejor público: los niños.  El Show de las 5, producido por Paquito Cordero y dirigido por Alfredo Mercado, se hizo popular y comenzó a escribirse la historia del profundo cariño y la nostalgia alegre que produce pensar en estos artistas españoles. “¿Cómo están ustedes?”, “Cambia papá”, “Se me lengua la traba” fueron parte de aquellas frases que se grabaron en combinación con canciones como El sombrero de Fofó, Había una vez un circo, Hola don Pepito (escrita por Ramón Rivero), La gallina turuleca, Susanita, Como me pica la nariz, Mi barba tiene tres pelos, El gordinflón, La muñeca fea (escrita por Francisco Gabilondo Soler) y muchas más. 

Para mí serán siempre inolvidables. Mi debut como cantante se dio en su programa en el 1970. Ya había llegado el color y Telemundo tenía sus estudios en la avenida Roosevelt.  Recuerdo como si fuera hoy que acompañado al piano por el maestro Rafael Elvira y gracias al director Alfredo Mercado, a quien mi padrino Guillermo Venegas me presentó y le canté, se dio esa oportunidad.  Cariñosos, amables, con un profesionalismo total.  Mi vida literalmente comenzaba a cambiar. Fue mi primer contacto con la televisión. 

De Puerto Rico salieron rumbo a la Argentina, donde estuvieron otros tantos años. Ya Fofito era parte del clan Aragón y luego de un cuarto de siglo alejados de su tierra natal, regresaron a España para ocupar el espacio que les pertenecía. Fofó falleció en 1976, cuando toda España disfrutaba de su talento a plenitud.  La herencia siguió su curso y se unieron Milikito hasta el 1981 y cuando este se retira, el hijo menor de Fofó, Rody, se integra al programa en su última etapa, que duró hasta 1983.

Cambios de visión, concepto y asuntos de familia cambiaron la historia de los payasos de la tele y Gaby formó su propio equipo, Miliki también por otra parte se mantenía en el gusto popular.  El hijo de Miliki es uno de los principales productores de la televisión en España.  Gaby, quien junto a seis de sus hijos creó el espectáculo de “Los Gabytos”, fue el segundo de los hermanos que falleció en 1995.   Miliki volvió a grabar los éxitos de entonces y ya para el año 2000 habíamos tenido noticias de este querido payaso.  Vino a Puerto Rico y presentó su producción y recordó con gran cariño su paso por nuestra isla.  Miliki falleció en el 2012.

Aunque esta familia no ha estado exenta de controversias entre hermanos, primos y demás familiares, lo cierto es que su herencia y legado son indudables.  Como buenos payasos aprendieron a reír mientras lloraban por dentro. Para nosotros siempre serán parte de nuestros más valorados recuerdos. Nuestro país vivió a su lado momentos de alegría y una época donde en la televisión los niños eran importantes y se les respetaba como merecían.  Gracias por haber tenido la oportunidad de conocerles.

 ¡Cambia papá!