Comenzando el año de 1960 llegó a Puerto Rico Gaspar Pumarejo. Pero hablemos un poco de este productor que todos creen cubano de nacimiento.  Gaspar nació en Santander, España, y a los ocho años, junto a su padre y hermanos emigraron a Cuba. Trabajó como dependiente en un almacén llamado Humara y Lastra. Se convirtió en agente exclusivo de RCA-Victor y así llegó a la emisora Radio Salas en calidad de cantante de tangos y posteriormente como locutor de programas radiales.

En la década de los años 30 laboró en la emisora CMQ, recién fundada por Goar Mestre, y creó el periódico radial La Palabra. Su simpatía lo convirtió en uno de los locutores más populares y queridos aún teniendo un trastorno de lenguaje, pues tartamudeaba. Fue Gaspar quien sugirió la creación de la emisora Radio Reloj enfocada en noticias. En el año 1947, abandona la empresa y funda su propia compañía, Unión Radio. Después de varios tropiezos económicos fijó su meta en la industria de la televisión. En 1950, logró ver su sueño realizado cuando el 12 de octubre comenzó las transmisiones de prueba en lo que sería su emisora Unión Radio, que albergaba una estación de radio y dos señales de televisión. Logró adelantarse a Goar Mestre inaugurando su emisora casi dos meses antes.

Fue un empresario atrevido y arriesgado. Para levantar fondos creó el espacio televisivo Hogar Club, donde los subscriptores abonaban cuotas mensuales y él sorteaba viviendas para los menos afortunados. Posteriormente realizó Escuela de Televisión, S.A.; en 1951 tuvo que deshacerse de Union Radio Televisión, vender sus acciones y convertirse en productor independiente en otro canal. 

En el 1958 inauguró el Canal 12 y en acuerdo con la RCA logró la primera emisora transmitiendo a colores, convirtiendo a Cuba en el primer país de Latinoamérica y el segundo en el mundo (después de Estados Unidos) en lograrlo.

Pumarejo se fue de Cuba rumbo a Miami en 1959, por un corto tiempo, y llegaría a suelo boricua en 1960. En Puerto Rico y a través de Wapa Televisión, cada noche de lunes a sábado, de 8:00 a 9:30 p.m. sus producciones cobraban vida. Música, juegos, entretenimiento, dramas y comedias conformaban la oferta de este programa que comenzó a traer al país una televisión no conocida y unas historias que emocionaban y divertían. Bajo el sello de Antillana de Televisión, que era su compañía productora, Pumarejo se quedó con la pantalla desde aquel primer programa, que era un homenaje a Rafael Hernández. Le siguieron producciones como Pompilia y su familia con Lillian Hurst, Pacheco, detective privado con Joaquín Monserrat, Cachucha y Ramón con Myrna de Casenave y Santos Nazario, y muchos más.  Se realizaban en vivo desde el Teatro Grand en la calle Loíza. Posteriormente, adquirió unas instalaciones que convirtió en el Teatro Antillana y su estudio llevaba el nombre de Rafael Hernández.

Fue precisamente Gaspar quien vio a Chucho Avellanet cantando con un trío en Aguadilla mientras cenaba en un restaurante. La voz del artista le impresionó tanto que lo contrató para sus producciones. Lo mismo sucedió con Carmita Jiménez, quien de la mano de Pumarejo se convirtió en estrella. Gaspar repetía la historia que había escrito en Cuba y traía al país a las estrellas que ya lo conocían como el empresario exitoso que era. Liberace, Lucho Gatica, Olga Guillot,  Lolita Berrio, Armando Roblán, Dinorah Ayala, Manolo Fernández, Nati Mistral, Amparo Rivelles y muchos más se fundían con talentos boricuas. 

Pero Gaspar tuvo una bendición adicional. Los Hermanos Cuba (José Manuel y Gustavo), dueños de Publicidad Siboney, fueron sus padrinos publicitarios y cada espacio del productor estaba totalmente vendido. En el 1962, cuando la compañía Screen Gems compró a WAPA, comenzaron los problemas del productor. Le quitaron espacio, le cambiaban horarios y la empresa tuvo que terminar sus producciones. Se reinventó en países como Guatemala y Perú, repitiendo su fórmula de buscar talento local, hacerlos estrellas y combinarlos con los que ya él tenía. Llegó a la ciudad de los rascacielos y desde el canal 47 de Newark se convirtió en la figura hispana más importante.

Después de varios años ausente de la televisión boricua, Tommy Muñiz lo contrata para que animara un programa de variedades llamado Viernes de Gala. El conductor viajaba todas las semanas a Puerto Rico, hacía el programa y regresaba los sábados a Nueva York.  Pumarejo enfermó y lamentablemente falleció el 25 de marzo de 1969.  Hay nostalgia por su ausencia, pero alegría por su recuerdo y lo importante que fue su experiencia en nuestra televisión.