Música movida, música cubana, música bailable o, simplemente, son guaracha, mambo, bolero, etc... Así se conocía el tipo de música que hace 40 años interpreto desde que era yo apenas un niño.

Recuerdo que la primera vez que escuché el término “salsa” fue al final de los años 70, mientras escuchaba el disco Esos ojitos negros de El Gran Combo, el cual comenzaba con lo que llamaban para la época “música go-go” (americana) y a los pocos segundos se oía la voz de Pellín Rodríguez diciendo: “paren, paren muchachos, que esto es lo de nosotros, vamo’ a la salsa”. Recuerdo que a mi temprana edad me llamó la atención que le llamaran de esa manera a esta música con la cual estaba tan familiarizado ya que el nombre era totalmente nuevo para mí. 

Más adelante (a principios de los 70), un domingo que jamás olvidaré vi la película Our Latin Thing y entonces, como dicen los mexicanos, me cayó el veinte de que de la música de la época se iba a llamar salsa. Como fanático y artista de este género disfruté y participé de su auge y desarrollo.

Al principio, el nombre comercial para este tipo de música causó mucha controversia, pero quién le puso el nombre siempre ha sido la controversia mayor. Muchos entendidos en la materia todavía debaten si el género en realidad tiene las características que lo alejan de su raíz cubana.

No pretendo ser historiador y mucho menos me considero experto, pero según la información que tengo este género tiene su raíz en el son cubano, siendo el maestro tresista y compositor Arsenio Rodríguez, “El ciego maravilloso”, figura fundamental en el desarrollo del la salsa.

Si escudriñamos las primeras grabaciones salseras de finales de los 60 y principios de los 70, escucharemos gran cantidad de versiones de la música de Arsenio o podemos escuchar la gran influencia de éste en el estilo entonces incipiente de la “nueva salsa”.

Otros nombres como Félix Chapotín, Miguelito Cuní, El Conjunto Casino, Orquesta Aragón, Miguelito Valdés, Benny Moré, La Sonora Matancera son sin duda, artistas de los que se nutrieron los “salseros” para ir moldeando el género en sus primeros años.

No podemos obviar a Pérez Prado, Mario Bauzá, Machito, Noro Morales, José Curbelo, Tito Puente, Tito Rodríguez y artistas del movimiento del “bogaloo” como Johnny Colón, Joe Battan, Joe Cuba, entre otros, que en la ciudad de Nueva York fueron pioneros cada uno en su época y aportaron con sus estilos, sonidos y con su repertorio a la creación de nuestro género.

Es mi manera de pensar, que ningún género es totalmente puro y que, inevitablemente en la música popular, todos los géneros se influencian entre ellos mismos. 

Es por esta razón que, durante el proceso de gestación de la salsa, la música cubana, la folclórica, el jazz e inclusive el rock y la música clásica dejaron su huella en el género.

Lo importante es que hoy por hoy este género tiene su historia, su voz propia y, sobre todo, una estela de éxito que han ido dejando grandes artistas de todas las generaciones.

La historia es larga, intensa, interesante y está llena de héroes, algunos muy conocidos y otros anónimos. Datos puntuales y muchos difíciles de corroborar ayudan a escribir y, más que nada, a contar la historia de este género que hoy día mantiene su vigencia, que sigue cautivando público y dándole la vuelta al mundo, contrario a lo algunas personas creen.

Dicen que es importante saber de dónde venimos para saber quiénes somos y para dónde vamos. Por eso es que para mí es tan importante saber que pasó antes de ser “salsa”.

¡Camínalo!