Pasados los años, y a pesar de los cambios, la Navidad sigue siendo mi época favorita. De un tiempo acá, el sentimiento de nostalgia aflora en estos días. 

Regresando de una presentación en mi querida República de Panamá, coincidí en el vuelo con el maestro Willie Rosario junto a su “banda que deleita” y mis compañeros cantantes Pedro Arroyo y Yan Collazo. Unos provenientes de México, otros de Colombia y yo de Panamá, pero todos representando el género de la salsa y nuestra querida Isla.

Fue durante ese vuelo que mi nostalgia volvió a manifestarse, esta vez mezclada con una doble sensación de agradecimiento y orgullo por todo lo que este oficio de cantante de salsa me ha permitido vivir. 

Empecé por repasar y darme cuenta que, con la excepción de Tito Rodríguez, Benny Moré, La Lupe, Miguelito Valdés y Frank Sinatra, pude conocer, al menos una vez, a todos mis ídolos. Con algunos trabajé y con otros pude entablar una relación estrecha de amistad. 

He podido colaborar con artistas de diversos géneros y estilos, y aprender mucho de ellos. Tito Puente, Celia Cruz, Ismael Miranda, Héctor Lavoe, Justo Betancourt, Richie Ray y Bobby Cruz, Cheo Feliciano, El Gran Combo, Andy Montañez, Johnny Pacheco, Marvin Santiago y Roberto Roena son solo algunos de los artistas de nuestro género con quienes compartí.

Graciela Grillo, Ruth Fernández, Isabel Pantojas, Ofelia del Rosal, Eugenia León, Kany García, Ednita Nazario, Yolandita Monge, Victoria Sanabria, Maridalia Hernández, Milly Quezada, Sandra Sandoval y Miriam Hernández, damas de la canción que con su fuerza interpretativa y sensibilidad me dieron una lección de canto en cada colaboración.

Don Omar, Yandel, Tito “el Bambino” y Vico C se encargaron de acercarme a su género y su público. 

Ricardo Montaner, Danny Rivera, Chucho Avellanet, Marco Antonio Muñiz, Franco De Vita, Marco Antonio Solís y Rafael Basurto, maestros del cantar romántico que tuvieron la deferencia de compartir conmigo. 

Cantantes y compañeros de mi generación como Tito Nieves, Jerry Rivas, Luis Enrique, Cano Estremera, Tony Vega, José Alberto “el Canario”, Víctor Manuelle, Charlie Aponte, Pichie Pérez, Josué Rosado y muchos más a quienes aprecio y admiro. 

Ahora me llega el inmenso honor de cantar con nuestra “Voz Nacional”, Lucecita Benítez. Su solo nombre es sinónimo de calidad, intensidad, experiencia, profesionalismo y puertorriqueñidad. 

Este jueves, 8 de diciembre, me presento junto a esta maestra para compartir uno de mis escenarios favoritos: el Centro de Bellas Artes de Santurce. 

En mi viaje de nostalgia me parece escuchar a mi madre doña Ana María decir con su cariñosa, pero crítica voz: “Prepárate bien, que vas cantar con Lucecita Benítez”. 

El concierto no podía llevar mejor título, Alegría. Eso es lo que me sobra… por la época, por la bendición de vivir en nuestra isla, que a pesar de sus retos sigue siendo un lugar especial, y por el privilegio de cantar con un ícono de nuestra música y nuestra Isla. 

Después de todo lo que les conté, termino el año cantando en mi tierra con “La Voz Nacional”... Díganme si no he tenido suerte. ¡Camínalo!