Esta semana quiero compartir dos nuevas fotos y los recuerdos que ellas albergan. Son esas historias por las que siento tanto cariño y me recapitulan lo bendecido que he sido de poder hacer lo más que me gusta: música. 

Por aquí más grandiosos recuerdos:

Almorzando con los grandes: Durante mi primer viaje a la ciudad de Nueva York a los 15 años de edad fui de la mano del maestro Elías Lopés y el director de la Orquesta La Grande, el amigo José Canales, a almorzar al legendario restaurante Asia.

Se podrán imaginar mi emoción cuando me tocó compartir la mesa con estos tres grandes de nuestra música: Tito Puente, Charlie Palmieri y Elías Lopés.

Mi encuentro con “El Cantante de los Cantantes”: Sucedió cuando fui reclutado como corista para el llamado “Concierto Mayor” en homenaje a Ismael Rivera en el Coliseo Roberto Clemente para el 1978.

Tuve el honor de hacerle el coro a Héctor Lavoe y cantar a dúo con él el famoso Songorocosongo.

El vídeo se puede conseguir en YouTube, nunca me verán, pero la voz que se escucha cantado con Héctor es la mía.

Las dos imágenes tienen algo en común: era solo un niño que soñaba con cantar.

El esfuerzo que presté y el apoyo de todos los que me ayudaron en el camino se unieron para convertirse en experiencias tan memorables que lucen como un sueño, un sueño que yo me propuse vivir.

Por eso no me cansaré de decirles a los jóvenes que todo lo que se propongan en la vida podrán lograrlo.

¡Voy a ustedes!

¡Camínalo!