Famosa por el canal que une al oriente con el occidente, y también por sus carnavales, mi querida república panameña no solo ha sido un país amante de la salsa, sino también ha hecho varias aportaciones muy importantes al elenco salsero.

Una tradición y una cultura con gusto por la salsa sitúan a Panamá como una de las plazas favoritas de los artistas del género.

Como en toda Latinoamérica, los ritmos, los artistas y las canciones de moda tienen mucha presencia en los medios panameños; pero la salsa es como algo cotidiano para los habitantes del istmo. Salsa de todos los tiempos y artistas de todas las generaciones se escuchan y visitan a Panamá constantemente.

Es muy gratificante ver a los panameños de todas edades disfrutando esta música en cualquiera de sus modalidades y con el mismo entusiasmo que disfrutan todos los demás géneros.

Siguiendo la tradición de la música cubana, Panamá tuvo muy buenos aliados y pioneros en figuras como Camilo Rodríguez, Manito Johnson y Tito Contreras, entre otros. Más adelante, ya en el movimiento de lo que oficialmente se bautizó como salsa, los nombres más destacados son Francisco “Bush” Buckley y Roberto Cedeño; también tienen su distinción Orlando Barroso y Los Salvajes del Ritmo, grupo donde comenzó la carrera de Rubén Blades.

Sin duda, es Rubén Blades el panameño más destacado y reconocido del género a nivel internacional. Su carrera como cantante y compositor ha marcado un hito en la historia de la salsa.

Algunos años antes de que Blades llegara a Nueva York (ciudad donde se dio a conocer), figuras como Miguel Barcasnegras -mejor conocido por Meñique-, Camilo Azuquita, Víctor Paz, Emilio Reales, Mauricio Smith junto a muchos otros, andaban batallando entre los grandes de este tipo de música en la gran urbe. Todos ellos, abriéndose paso y haciendo brecha para lograr, a base de puro talento, un lugar privilegiado para los panameños en el ambiente musical, donde entonces dominaba la presencia cubana y puertorriqueña.

Más adelante, soneros de la altura de Yindo Rodríguez y Carlos “El Grande” dejaban huella con su trabajo musical. Fue entonces cuando en los años 90, el compositor Omar Alfanno se convirtió en el más destacado, gracias a su talento y a los salseros muy importantes y populares que dieron voz a sus temas.

La combinación de su música, el talento, la promoción y la aceptación del público, abrieron la puerta para que Alfanno (también panameño) fuera, sin duda, el compositor más exitoso de aquella época.

Como resultado del trabajo de estos caballeros, del intercambio musical y del desarrollo del género en la industria de la música, surgieron en Panamá agrupaciones que hoy día gozan del favor del público y luchan fuertemente con su talento para mantener la salsa vigente.

La Kshamba, la Sociedad Anónima, Orquesta Yaré, Roberto Delgado son solo algunas de las buenas orquestas salseras de Panamá.

Las féminas no se quedan atrás. La joven cantante Anita Barroso se destaca con su talento y defiende el lugar de la mujer en el panorama salsero panameño; mientras los cantantes Luis Lugo, Tony Flores y Daniel Santos se abren paso en su carrera escogiendo la salsa como su fuente.

Músicos como Ricky Salas y el maestro Danilo Pérez encontraron en la salsa y en su país, la base ideal para desarrollar sus exitosas carreras.

Otros se convirtieron en aliados de la salsa; locutores como Erick de Icaza, Jimmy Dawson, Moisés Rodríguez, El Lobo Molina, Johnny Salsa y Eddie Vázquez, entre otros, han defendido el género a través de las ondas radiales y, en algunos casos, aventurándose como empresarios.

Los productores de espectáculos panameños apuestan a la salsa obteniendo muy buenos resultados, en la combinación de actos nacionales e internacionales.

No podemos olvidar el hecho de que fue en Panamá donde se creó el primer y único “reality show” salsero, y con nada más y nada menos que con niños  como protagonistas. El proyecto “Pelaos con salsa”, producido por el grupo Medcom y del que tuve el privilegio de ser animador, es una muestra contundente del arraigo y el respeto que existe por este género en la hermana república panameña.

En lo personal, extraño mucho ese programa.

Público entusiasta, músicos, cantantes, compositores, orquestas y la difusión de la salsa a diario es suficiente para declarar a Panamá... Tierra de salseros.

¡Camínalo!