A menudo el lector y fanático del género salsero escucha el término “clave”. De hecho, el patrón rítmico, siendo un elemento muy técnico, se ha convertido en algo cotidiano y muy popular.

¿Que es la clave?

La clave es un patrón rítmico compuesto por cinco golpes, que como muchos otros conceptos heredó el género salsero de su raíz, el Son Cubano.

Prácticamente, la clave es el corazón del género de la “salsa”.

Es el corazón del ritmo. Es la base sobre la cual se construye una composición o arreglo salsero.

Es el puente que une los instrumentos de percusión y le da sentido a este tipo de música.

Es curioso que nuestros cantantes y músicos puertorriqueños tienen un respeto casi religioso por esos cinco golpes. Sin querer menospreciar a ningún compañero caribeño o latinoamericano, nadie respeta más la clave ni tiene más conciencia sobre ella que los músicos de la “Isla del Encanto”.

Por otro lado, existe la clave como instrumento. Dos palitos de madera, desde los más rústicos hasta los más elaborados se usan para acompañar los conjuntos y orquestas.

Algunos músicos le gustan usar el instrumento más para crear un respeto, que como elemento musical. Es como si viendo la clave, físicamente, les recordara a sus colegas lo importante que es no salirse de la misma, y mucho menos “brincarla”. El término “brincarla” sugiere a cambiar el sentido de la clave en una interpretación.

Al escuchar solamente el sencillo patrón, el público en general pensará que es muy fácil de seguir, cantar, tocar o bailar en la clave.

Nada más lejos, de la verdad. Descifrar e interpretar la clave correctamente es una de las disciplinas más difíciles de este tipo de música.

Existe entre los músicos y cantantes una antigua controversia sobre si los patrones son dos o uno solo. Hay quien dice que el patrón original 1, 2, 3 (pequeña pausa) 4, 5 es el único, y hay quien sostiene que son dos patrones diferentes: el original y el segundo comenzando por los golpes 4 y 5. La controversia se extiende hasta el baile, por aquello de donde ponen los bailadores y bailarines el acento al bailar.

Sencillamente compleja es nuestra amiga la clave.

A mi gran amigo, maestro percusionista  y profesor de percusión latina en el distinguido Berklee College of Music, Eguie Castrillo, le hice la siguiente pregunta: ¿Puedes enseñarle a un músico a sentir la clave?  Su respuesta fue interesante: “Puede el músico aprender el concepto, entenderlo musical y técnicamente, y eventualmente podría aprender a sentirlo; pero no siempre pasa”.

El conocimiento musical no te hace un experto en la clave. El proceso de aprendizaje es largo y complejo.

Existen músicos, en su mayoría puertorriqueños, que su conocimiento sobre la clave los ha convertido en leyendas y punto de referencia para sus colegas: Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Rafael Ithier, Papo Lucca y Roberto Roena son algunos de los más destacados.

Llama la atención, que muchos artistas y orquestas que tienen largos años de carrera y gozan de grandes éxitos no dominen este tema. Al final, como todo en la música popular, la controversia se reduce a una cuestión de conceptos y gustos.

La clave no es determinante para el éxito de una canción ni carrera alguna. Sin embargo, soy de los que piensa que si la zapata está bien hecha, el edificio será más firme.

Conste que no soy un experto en la materia, pero me apasiona el tema y trato de respetar el concepto hasta donde me lo permita mi talento.

Vengo de la escuela donde la clave es una sola, pero respeto a los que piensan y toquen diferente.

Al final, el público tiene la última palabra y esa sí que es la “clave” del éxito y la vigencia de las canciones, los artistas y el género.

Sigan gozando de la “salsa”, que es lo más importante, dejen que los músicos hagan buena música como solo ellos saben y ustedes disfruten y... sigan la clave.

¡Camínalo!